La iglesia de Saint-Roch de París, conocida desde hace tiempo como la parroquia de los artistas, abrió sus puertas el 30 de septiembre para despedir a Claudia Cardinale. La actriz italiana, fallecida a los 87 años, fue homenajeada en una ceremonia que reunió a personalidades del cine, políticos y admiradores.
Su féretro entró con la evocadora música de Érase una vez en el Oeste, recordando uno de sus papeles más emblemáticos.
Una fotografía en blanco y negro de 1959, en la que aparecía bailando, recordaba su luminosa juventud.
La familia no pidió flores, sino donaciones a la Fondazione Claudia Cardinale, creada en Nemours con su hija para apoyar a jóvenes artistas.
Un segundo homenaje religioso tendrá lugar en Nemours, donde vivía.