La concentración formaba parte de una huelga nacional celebrada en solidaridad con el pueblo palestino y en oposición a la campaña militar de Israel en la Franja de Gaza.
A medida que avanzaba la tarde, se produjeron enfrentamientos cuando algunos manifestantes prendieron fuego a contenedores de basura y rompieron escaparates de bancos y restaurantes de comida rápida en el centro de la ciudad. La Policía fue desplegada para restablecer el orden, mientras ardían incendios en varias calles y los escaparates de los comercios quedaban dañados tras horas de disturbios.
El Gobierno español ha sido uno de los más críticos con la ofensiva israelí en Europa, manteniendo su condena de la guerra a pesar de las divisiones internacionales. La postura ha sido ampliamente respaldada por la opinión pública, ya que las marchas y huelgas de solidaridad siguen atrayendo a grandes multitudes en todo el país.