El Huevo de Invierno de 1913 de Fabergé, creado para la familia imperial rusa, se adjudicó por 22,9 millones de libras (27,5 millones de euros) en una subasta en Londres, una cifra récord.
Tallado en cristal de roca y adornado con copos de nieve de platino y 4.500 diamantes, el huevo figura entre las escasas piezas que siguen en manos privadas.
Encargado por el zar Nicolás II como regalo de Pascua para su madre, reapareció en varias ocasiones tras ser vendido en la década de 1920.
Con 43 huevos imperiales conservados, el Huevo de Invierno sigue siendo una de las obras más significativas del legado de Fabergé.