El controvertido dirigente del Congreso Nacional Iraquí que facilitó a Estados Unidos la información sobre las supuestas armas de destrucción masiva
El controvertido dirigente del Congreso Nacional Iraquí que facilitó a Estados Unidos la información sobre las supuestas armas de destrucción masiva que nunca se encontraron en Irak ha muerto a los setenta años de un ataque cardiaco que le sorprendió en su domicilio de Bagdad.
De confesión chií, Al Chalabi fue uno de los más fieros opositores del fallecido Sadam Husein. Nacido en 1945, vivió la mayor parte de su vida exiliado en varios países de Oriente Próximo y el Reino Unido hasta el derrocamiento del dictador, en 2003. Previamente, en la década de los noventa, había intentado liderar una rebelión desde el norte del país que no llegó a prosperar.
Sus relaciones con Estados Unidos no siempre fueron buenas. De hecho, Washington llegó a acusarle de espionaje al servicio de Irán. Pero también financió su causa y su grupo de oposición en el exilio a cambio de información. Una de esas filtraciones, en la que localizaba varias supuestas fábricas de armas biológicas en Irak, fue la que utilizó el entonces jefe de la diplomacia estadounidense, Colin Powell, frente al Consejo de Seguridad de la ONU para justificar la intervención armada en el país del Golfo Pérsico. El presidente iraquí, Fuad Masum, ha calificado su muerte de “gran pérdida para el país”.