¿Qué cariz tomará la movilización social en Francia contra la ley del Trabajo que dura ya tres meses?

A diez días de la Eurocopa, la intersindical opuesta a la reforma ha hecho un llamamiento a extender las protestas de aquí al 14 de junio, jornada de acción nacional. La huelga ilimitada en el transporte público podría paralizar el país.
“¿Qué sabe el presidente (Hollande) del mundo del trabajo? Solo porque ha pasado por Science Po? Quieren reformar la ley del trabajo pero no saben lo que esa palabra significa”, se queja Daniel Giovagnoli, trabajdor en la industria petroquímica.
“Un líder no debería sentir vergüenza al admitir que se ha equivocado, hay que saber echarse atrás y facilitar el diálogo social”, dice Olivier Matteu, líder de la CGT en Marsella.
Ni el presidente Hollande ni su primer ministro, Valls, quieren dar su brazo a torcer. Hoy, han vuelto a repetir que mantendrán el grueso de la reforma. La estrategia del gobierno socialista se basa en ir desgranando concesiones minoritarias, por ejemplo, sobre la indemnización a los trabajadores temporales o el establecimiento de excepciones en función de la dificultad del oficio (régimen especial para regular, por ejemplo, las horas extras de los camioneros).
Mientras tanto, los franceses penan para llenar sus depósitos de gasolina con seis de las ocho refinerías francesas paralizadas.
La CGT ya ha recordado que el bloqueo se mantendrá mientras el Gobierno no retire, al menos, cuatro artículos importantes, entre ellos, el que da prioridad a los acuerdos en el seno de las empresas frente a los acuerdos de gremio y el que regula los despidos colectivos.