Uno de los últimos testigos del régimen nazi, Brunhilde Pomsel, falleció la semana pasada con 106 años en el asilo de Múnich en el que vivía, aunque solo hoy ha hecho pública la noticia la productora
Uno de los últimos testigos del régimen nazi, Brunhilde Pomsel, falleció la semana pasada con 106 años en el asilo de Múnich en el que vivía, aunque solo hoy ha hecho pública la noticia la productora austriaca que en 2011 hizo un documental sobre su vida.
Ejerció como secretaria, taquígrafa y mecanógrafa del ministro de Propaganda nazi, al que recordaba como “un caballero, elegante y noble”, que cuidaba cada detalle de su apariencia. Pese a haber trabajado estrechamente con uno de los principales jerarcas nazis, Pomsel aseguraba que no supo nada en su momento de los crímenes cometidos por el régimen.
Afiliada al Partido Nazi en 1933, año de su llegada al poder en Alemania, Pomsel pasó los últimos días de la guerra en 1945 en el búnker situado bajo la Cancillería, donde vivió las últimas horas de Adolf Hitler y del propio Jospeh Goebbels, que se suicidó junto a su esposa, Magda, tras envenenar a sus seis hijos