La fuerzas gubernamentales iraquíes buscan células durmientes

Los soldados de las fuerzas gubernamentales peinan la parte este de Mosul, en el norte de Irak, en busca de células durmientes yihadistas. Hasta el pasado enero el autodenominado Estado Islámico dictaba la ley y sometía a torturas y ejecuciones a los habitantes que no acataban las órdenes de los extremistas. Hoy las fuerzas oficialistas buscan a un presunto militante radical experto en explosivos que intentaría disimular su identidad, pero tras interrogarlo a él y a sus familiares se dan cuenta de que se han equivocado de persona.
Son los propios vecinos quienes denuncian a los que hasta hace poco colaboraban con los extremistas patrullando las calles y dando información a la organización radical. Difícil diferenciar entre víctimas de viejas rencillas que aprovechan la oportunidad para vengarse y verdaderos extremistas, que también se ocultan entre la población.
“Tenemos miedo de los que están escondidos”, dice un habitante de Mosul.
“¿La gente sigue asustada?”, pregunta un periodista de una cadena británica.
“Sí, dicen que tal vez vuelven aquí de nuevo porque se han quedado muchos escondidos”, explica.
“¿Células durmientes?”, pregunta el periodista.
“Sí”.
Lo cierto es que cada error quita credibilidad a las ya impopulares fuerzas gubernamentales que tras recuperar el control de la parte este de la ciudad, pelea barrio a barrio por recuperarlo también en la parte oeste, donde más de medio millón de personas están atrapadas tras meses de escasez de alimentos, agua y electricidad, usados como escudos humanos en los combates.