La ola de ataques ha dejado más de cien muertos y muchos se refugias en los monasterios.
En Myanmar, la antigua Birmania, miles de personas han huido a Bangladés tras los enfrentamientos entre las fuerzas de seguridad y los insurgentes rohingyá. Son musulmanes miembros la minoría rohingyá, cuya ciudadanía no reconocen las autoridades birmanas y están sometidos a múltiples rectricciones. La ola de ataques ha dejado desde el pasado viernes más de 100 muertos.
“No vi cuando asesinaron a mi marido. Se lo llevaron lejos de nuestra casa. Los vecinos me dijeron que había sido asesinado. Mataron a mi esposo y a mi yerno”, dice esta mujer.
Muchos se refugian en este monasterio budista de Rakhine.
“Pensé que me iba a morir cuando se produjeron los enfrentamientos. No podía correr rápido porque no tengo la rodilla bien. Todavía hay gente mayor todavía allí. Todo lo que podemos hacer es traer a nuestros niños aquí”, explica esta otra mujer.
Otros huyen en barco. Aquí viajan cinco policías heridos que esperan recibir tratamiento en Sittwe. Los ataques a los puestos de control, reinvicados por rebeldes musulmanes rohingyá, han dejado al menos 70 agentes muertos.