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Condenar el matrimonio homosexual, inesperada baza electoral en Costa Rica

Los partidarios del candidato presidencial del Carlos Alvarado.
Los partidarios del candidato presidencial del Carlos Alvarado. Derechos de autor REUTERS/Juan Carlos Ulate
Derechos de autor REUTERS/Juan Carlos Ulate
Por Marta Rodriguez MartinezCristina Matamoros Abellán
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El domingo, los costarricenses votarán a su presidente, tras una campaña electoral secuestrada por el debate en torno a la familia tradicional.

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Costa Rica entra en el período de reflexión tras una campaña electoral secuestrada por el debate en torno al matrimonio entre personas del mismo sexo.

El domingo los costarricenses deberán decidir en las urnas a que Alvarado confían el gobierno de la conocida como "Suiza de América Central": al periodista y politólogo Carlos, del gobernante partido Acción Ciudadana, o al pastor evangélico Fabricio, del partido Restauración Nacional. Aunque su apellido lleve a confusión, cuando se trata del matrimonio gay no hay lugar al error.

De hecho, Fabricio debe su puesto en la final a su postura radical en este tema. En enero una resolución de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH) a favor del matrimonio homosexual, tras una consulta del gobierno de Costa Rica, insufló un sorprendente aliento electoral al partido del predicador- hasta el momento actor minoritario en la política del país.

Mientras que la corrupción, principal tema de discusión de la campaña electoral hasta ese momento, pasó a ser un asunto marginal, los apoyos a Fabricio se cuadriplicaron.

"En ese momento se disparan las encuestas. Tiene un efecto muy severo sobre la campaña, la transforma completamente, se convierte en el único tema de discusión", explica a euronews Kevin Casas, investigador del Diálogo Interamericano. "Es un candidato que venía muy abajo en las encuestas y asume una posición muy beligerante contra la resolución incluso afirmando que Costa Rica debería de abandonar el sistema interamericano de protección de derechos humanos".

Pero Casas añade que el vuelco electoral en favor del candidato evangélico no sólo se puede explicar como un evento reciente. "Hay raíces profundas porque nadie se explica este crecimiento explosivo de Fabricio si no es en función de un enorme descontento político con las opciones más tradicionales, que incluye al partido de gobierno".

Una forma de entender mejor la semilla de este fenómeno -apunta- es la manifestación multitudinaria que tuvo lugar el pasado mes de diciembre en defensa a la familia tradicional.

La oposición de Fabricio al matrimonio igualitario, la educación sexual en las escuelas y al aborto forma parte de "un espectro que se ha levantado, no solo en Costa Rica, en otros países también, contra la ideología de género", precisa.

Casas dice que es difícil definir este credo que demonizan los grupos evangélicos, pero que englobaría "cualquier discurso que tenga alguna connotación feminista o proclive a legalizar derechos de parejas del mismo género".

Hay que esperar hasta el domingo para constatar si el arma elegida por el candidato evangélico realmente le vale la presidencia.

Su contricante ha preferido jugar una carta diametralmente opuesta: levanta la bandera a favor del matrimonio homosexual y enarbola la opinión consultiva de la Corte Interamericana de Derechos Humanos.

Casas dice que es muy difícil predecir quien será el vencedor, pero que el fenómeno de Fabricio está perdiendo fuelle en la recta final.

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