Los activistas siguen en pie de guerra contra la tala del bosque de Hambach. Miles de manifestantes acudían este domingo a las cercanías de esta zona forestal para exigir la detención de la ampliación de una mina de lignito
Los activistas siguen en pie de guerra contra la tala del bosque de Hambach. Miles de manifestantes acudían este domingo a las cercanías de esta zona forestal para exigir la detención de la ampliación de una mina de lignito, una obra contra la que llevan luchando desde 2012.
"Protestamos contra la mina de carbón. La extracción de carbón es probablemente la forma más sucia de producir energía. Tiene las emisiones más altas de CO2. Y ahora estamos plantando nuevos árboles para aumentar el bosque en vez de talarlo", explica uno de los manifestantes mientras sujeta uno de los arboles que pretenden plantar en las inmediaciones del bosque.
La policía habla de 4000 manifestantes, mientras los organizadores contabilizan de 5000 a 9000. Ahora toda Alemania mira a esta región, entre Colonia y Aquisgrán, que se ha convertido en un símbolo de la lucha por el medio ambiente. Desde hace seis años decenas de activistas han ocupado el bosque. Encaramados a los árboles, los ecologistas han instalado un poblado de Robin Hood, que desde lo alto trata de proteger decenas de árboles milenarios. Sin embargo, los últimos días la policía ha irrumpido en esta ciudad improvisada deshaciendo cerca de 18 casetas y deteniendo a varios manifestantes. Sin embargo, las opiniones están encontradas y hay quien ve en la mina un foco de riqueza para la región. Una situación complicada para un país en el que el carbón da 21.000 empleos.