Las zonas de intercambio solidario están multiplicándose en Argentina debido, principalmente, al aumento de los precios de los bienes de primera necesidad, incluidos alimentos como el aceite o los huevos.
En Argentina, el aumento imparable de los precios está obligando a la población más humilde a buscar soluciones para conseguir llevar a casa comida, bienes básico o prendas de vestir. Así es como el antiguo arte del trueque, que resurgió en el país durante la crisis económica 2001, ha vuelto con fuerza a las calles.
En un espacio abierto detrás de la estación de tren de Monte Grande, a unos 40 kilómetros del centro de Buenos Aires, nos encontramos una zona de intercambio solidario, impulsadas gracias a las redes sociales.
"Hoy cambié una leche por un pantalón para mi nene y está en buenas condiciones, así que me voy contenta", dice Sabrina, una joven madre.
Se espera que este año la inflación supere en Argentina el 40 %. El aumento de precios es especialmente grave en productos básicos como los huevos, con una subida del 56 %, el aceite o la harina, que ha duplicado su precio. Los sueldos no siguen el mismo ritmo y los más vulnerables sufren de lleno las consecuencias.
"El grupo es grande porque la necesidad es grande -explica Sandra Montoto, organizadora del intercambio-.Lo que hacemos es canjear aquello que no usamos, y aun lo que usamos, por alimentos, por mercadería, ya sea por un aceite, yerba, azúcar o lo que fuese".
"La verdad que me sirve un montón, porque cada vez las cosas están más caras y no las puedo comprar, hay cosas que no las puedo comprar", nos cuenta Marina.
En estos trueques participan sobre todo mujeres, unas están desempleadas, otras son madres que crian solas a sus hijos. Estos intercambios tienen, además, mucho de acto de solidaridad, como muestra el hecho de que aquí los medidamentos no se cambian, se donan.