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¿Cómo es la vida de un vendedor de cerveza pakistaní en Barcelona?

¿Cómo es la vida de un vendedor de cerveza pakistaní en Barcelona?
Derechos de autor  Laura Kabelka para Euronews
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Por Laura Kabelka
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Al grito de "cerveza a un euro", los vendedores ambulantes de origen pakistaní han tomado las calles de Barcelona, aprovechando el flujo imparable de turistas, su principal clientela.

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Al grito de "cerveza a un euro", los vendedores ambulantes de origen pakistaní han tomado las calles de Barcelona, aprovechando el flujo imparable de turistas, su principal clientela. Pero, a pesar de formar parte del paisaje urbano de la capital catalana desde hace tiempo, muy pocas personas se preguntan cómo es el día a día de los que les venden las latas.

"Desde que tengo 15 años vendo cerveza a los turistas. Solo cerveza, nada más". Mohammed, nombre falso porque tiene miedo a ser identificado por la policía, lleva viviendo en el Raval desde hace siete años, vendiendo cerveza noche y día en la calle.

Este pakistaní explica a Euronews por qué lo hace, cómo lo hace y qué piensa de Barcelona, la que denomina, con una sonrisa en la cara, su "patria adoptiva".

"Vivo con mis tres hermanos menores y mis padres en un apartamento de dos habitaciones y dado que mi madre no está trabajando y los ingresos de mi padre son insuficientes, tengo que mantener a mi familia", relata.

Durante décadas, Barcelona ha sido un destino popular para la inmigración, puesto que ofrece muchas oportunidades en el sector de servicios. Casi una quinta parte de la población de Barcelona está compuesta por inmigrantes, llegados principalmente de Italia, China, Colombia, Venezuela y, en quinto lugar, Pakistán, según datos de 2017.

Pero estos son solo los números oficiales. Durante una caminata por el casco antiguo y por el paseo marítimo se puede observar una gran proporción de vendedores ambulantes procedentes de África e India, que viven y venden todo tipo de artículos sin documentos.

Laura Kabelka para Euronews

"Trabajo todos los días de 11 de la noche a 5 de la mañana. Al principio estaba un poco preocupado porque el español es muy diferente de mi idioma urdu, pero después de aproximadamente dos años pude hablar un español fluido. Actualmente estoy haciendo un curso para convertirme en peluquero ¡Me gustaría estudiar informática y ser dueño de mi propio negocio de telefonía!”

Mohammed, a quien se le escapan unos pocos clientes debido a la entrevista, también aprende catalán e inglés en una asociación del barrio en el Raval donde pasa tres horas al día.

Por qué tantos pakistaníes se asientan en el Raval

El barrio del Raval tiene una gran diversidad. Su ubicación central y las bajas tasas de alquiler han convertido a esta zona en la favorita de muchos inmigrantes, y ahora hay numerosos restaurantes, tiendas de telefonía y de comestibles gestionados por paquistaníes. Por eso que este distrito se conoce coloquialmente como Ravalistán.

Los primeros pakistaníes llegaron en los años 1970 para trabajar en las minas españolas, pero luego se dedicaron a fundar sus propios negocios o al turismo. Una vez establecidos, generalmente intentaron llevar al resto de la familia a su nuevo hogar. Para los recién llegados, estas redes de parentesco son su seguridad social.

Por una lata de la marca Estrella, Mohammed pide entre uno o dos euros, el precio se adapta al cliente, la hora y la ubicación. Vendiendo cerveza gana entre 15 y 20 euros por día, y el negocio va mejor en verano que en los meses más fríos.

Su motivación disminuye en invierno, cuando prefiere pasar su tiempo en la cama en vez de en las calles de Barcelona. Recuerda algunas noches lluviosas, donde tenía poco sentido esperar a los turistas ebrios. Pero raramente incumple su horario.

Laura Kabelka para Euronews

¿Integrados en la sociedad catalana?

"Creo que mi trabajo es normal porque hay tantos vendedores ambulantes aquí, y estoy muy feliz de vivir en Barcelona con mi familia. Pero a veces echo de menos a mis abuelos, primos y amigos de mi infancia”, cuenta Mohammed.

Mientras que muchos residentes en Barcelona se han quejado públicamente en los últimos meses sobre la avalancha de turistas y el aumento en los precios inmobiliarios, parecen menos hostiles a los refugiados e inmigrantes. Las protestas del año pasado con las palabras "turistas, vuelvan a casa - refugiados, bienvenidos" enfatizan la posición de muchos lugareños que abogan por una mayor recepción de refugiados. Algunos creen que los inmigrantes están cambiando la ciudad, pero no la desestabilizan como los turistas.

La pregunta de si se siente parte de la sociedad catalana incomoda a Mohammed, quien responde con una sonrisa forzada y dice que solo está rodeado por amigos y familiares de su país natal. Le parece que vive su vida casi como lo haría en Pakistán, solo que en España. Le resulta muy difícil llegar a los catalanes, y dice que muchos lo discriminan a él y a su familia por su origen.

Laura Kabelka para Euronews

"He tenido muchas malas experiencias con borrachos. A veces quieren robarme la cerveza o pegarme. Simplemente no entiendo eso. Pero es normal en este trabajo y no me deprime", asegura. Además, nunca está solo en el camino, ya que siempre hay varios paquistaníes en la misma área para protegerse mutuamente y avisar si viene la policía.

De vez en cuando, la policía lo atrapa, pero hasta ahora solo le han quitado las latas de cerveza y el dinero ganado. Nunca tuvo que pagar una multa.

Desde que llegó a Barcelona, ha regresado a Pakistán solo una vez. "Eso fue en 2015, durante un mes. Realmente lo disfruté, pero la vida en España es mucho mejor", dice. El sueño de su padre es que sus hijos estudien en España y disfruten de una mejor calidad de vida.

Fuentes adicionales • Marta Rodríguez Martínez

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