La Justicia ecuatoriana ha rechazado la solicitud de Julian Assange para librarse de las condiciones de asilo. El fundador de WikiLeaks, que vive en la embajada de Ecuador en Londres desde el año 2012, cree que Quito pretende extraditarlo a Estados Unidos.
PUBLICIDADJulian Assange se quedará como está. Por videoconferencia, la Justicia ecuatoriana ha rechazado la petición del fundador de WikiLeaks para que no se regulen sus condiciones de vida en la embajada de Ecuador en Londres, donde se encuentra asilado desde el año dos mil doce. En una videocoferencia, Assange aseguró que el Gobierno de Quito le exigía pagar las cuentas médicas, las llamadas telefónicas y los gastos derivados de mantener a su gato, lo que para él es un claro síntoma de que se está buscando su expulsión.
Por otro lado, Assange quería recuperar la conexión a internet, que le fue retirada el pasado mes de marzo tras incumplir su compromiso de no interferir en asuntos que pudieran afectar a la relación entre Ecuador y otros países. Desde entonces, sus seguidores desarrollan una campaña en la web para que que se revoque esta decisión.
El procurador general de la República, Iñigo Salvador, detallo que "si el Sr. Assange quiere quedarse y sigue las reglas... puede quedarse en la embajada todo el tiempo que quiera" además de cifrar en algo más de cinco millones de euros el coste de su estadía. La demanda impuesta fue rechazada por la jueza Karina Martínez alegando que es Ecuador quien determina sus condiciones de vida.
El fundador de WikiLeaks también solicitó acabar con el régimen de visitas, que deben anunciarse con tres días de antelación y pueden ser rechazadas por el embajador sin más explicaciones.
Los trabajadores de la legación se han quejado de que el ciberactivista australiano montaba en monopatín por los pasillos, jugaba al fútbol en los jardines y se comportarba agresivamente con el personal de seguridad. Quito también mostró su rechazo a que se pronunciase sobre temas delicados como la situación en Cataluña.
Assange, que, entre otros juristas, está asesorado por el exjuez español Baltasar Garzón, considera que su vida está en peligro y que el Gobierno ecuatoriano pretende extraditarlo a Estados Unidos, donde podría ser juzgado por difundir secretos de Estado.