Cada vez más voces alertan del riesgo de estallido social en Francia. Tras una ronda de consultas políticas, ahora se esperan las propuestas del Gobierno para aplacar la ira de los chalecos amarillos y el malestar social.
Las imágenes de batalla urbana a los pies del Arco del Triunfo del sábado pasado, con los agentes parapetados frente a una lluvia de proyectiles, han traido a la memoria un lejano mayo del 68. Muchas voces advierten del riesgo de explosión social en Francia.
El Gobierno, asediado, inició el lunes una intensa ronda de consultas con responsables de partidos políticos para tratar de frenar el descontento popular que ha dado a luz al movimiento de los "chalecos amarillos".
Por lo que se refiere a la ola de violencia, que solo el sábado pasado se saldó con cientos de detenidos y más 260 heridos, el ministro del Interior, Christophe Castaner, asegura que es obra de una minoría.
"Son agitadores que vinieron por oportunismo, con malas intenciones -señaló Castaner-, que vinieron a aprovecharse de la confusión para destrozar comercios y robar en ellos. Son una categoría diferente".
Pero las palabras del ministro no son del todo ciertas. En Francia ha sorprendido mucho que entre los detenidos por actos violentos haya hombres de entre 30 y 40 años, con trabajo, integrados socialmente y sin ningún antecedente. Un grupo que parece que salió a la calle movido únicamente por el enojo.
Líderes políticos piden al Gobierno que no aplique las nuevas tasas sobre los combustibles
El Palacio de Matignon, residencia oficial del primer ministro, fue el martes escenario de un trajín inusitado de líderes políticos. Líderes que reclaman al presidente Macron que desista de su propósito de seguir subiendo los impuestos a los combustibles, la chispa que ha encendido el polvorín del descontento social contra la presión fiscal en Francia.
El presidente de la centrista Unión de los Demócratas e Independientes (UDI), Jean-Christophe Lagarde, fue uno de los que advirtió del riesgo de que la situación explote.
"El Gobierno y, sobre todo, el Presidente de la República, que han estado lejos de la realidad que viven los franceses, deben escuchar -señaló Lagarde-. Recibirnos está bien si es para escucharnos. Esto va a explotar si no dan marcha atrás y si no hay una moratoria en las tasas sobre los combustibles".
Se espera que el primer ministro, Edouard Philippe, anuncie en breve medidas para aplacar la ira. Entretanto, la actividad económica se está resintiendo tras más de dos semanas de crisis de los chalecos amarillos, con un fuerte impacto en los servicios y la industria, que registran caídas de entre el 15 y el 25 %.
Sin contar con que los estudiantes y otros sectores, como los conductores de ambulancias, están sumando su propio descontento al de un movimiento que sigue contando con el apoyo de más del 70 % de los franceses.