Los médicos húngaros que se encargan de las pequeñas se muestran optimistas sobre próxima separación definitiva de las niñas, que ya han sufrido varias intervenciones.
Se llaman Rabeya y Rukaya, y están en Hungría a la espera de una difícil intervención quirúrgica. Unidas por el cráneo desde su concepción, las siamesas bangladesíes de dos años y medio entran en la fase final de la operación para separarlas. A principios de año, superaron con éxito el implante de un expansor de tejidos especial diseñado en Hungría. Si han generado un excedente de piel suficiente sobre el implante, los médicos procederán a la separación física de los huesos del cráneo.
Gergely Pataki, cirujano plástico: "El 25 de enero logramos realizar la segunda etapa de la serie de intervenciones de la que consta la 'Operación libertad', que es un programa conjunto húngaro-bangladesí para la separación de las niñas. Es un programa único en el que ha habido cooperación médica pero también entre las comunidades, las religiones y la cultura".
La operación es extremadamente delicada. Desde 1952 hasta ahora solo se ha realizado 59 veces en todo el mundo. Andras Csokay, neurocirujano: "La tasa de mortalidad es extremadamente alta basándonos en las experiencias de los últimos 100 años, se sitúa muy por encima del 50 por ciento. Esperamos que este procedimiento en varias etapas aumente significativamente las posibilidades. Pero obviamente es una misión médica muy difícil".
Los siameses craneopágicos, es decir, unidos por la cabeza, representan aproximadamente uno de cada 2,5 millones de nacimientos.