El Grüner Veltliner es la principal variedad del país. El aumento de la temperatura pone en peligro su calidad.
El cambio climático está poniendo en peligro un tesoro nacional austríaco, el vino procedente de la uva Gruener Veltliner, presente en un tercio de los viñedos del país.
El aumento de las temperaturas afecta a su floración y maduración e incrementa la cantidad de azúcar y alcohol de su composición, lo que le hace perder aroma y frescura.
Un verdadero problema para los bodegueros de este país, donde las temperaturas han subido dos grados centígrados desde 1880, más del doble que la media mundial.
Willi Bruendlmayer, uno de los grandes productores austríacos. Sus viñedos se extienden en el Estado de Baja Austria, donde los verdes casi han triplicado sus votos en las elecciones legislativas del pasado septiembre.
"Nuestras uvas clásicas son la Gruener Veltliner y la Riesling. Las cosechamos ahora cuatro semanas antes que cuando era joven. Si esto sigue así, el calentamiento global se convertirá en una catástrofe mundial y perderemos nuestras uvas clásicas y parte de nuestra identidad".
El Guener Veltliner, blanco y seco, es el vino que Austria más vende en el exterior. El año pasado, el país exportó en total 53 millones de litros por valor de 170 millones de euros.