El personal sanitario está trabajando a destajo en hospitales al doble de su capacidad y con un material de protección que escasea. Corren un gran riesgo de contagiarse. Algunos de ellos se han separado de sus familias para no ponerlas en peligro
No dejan de recibir aplausos a diario, es el reconocimiento de la sociedad a los grandes héroes de esta crisis. El personal sanitario está trabajando a destajo en hospitales al doble de su capacidad y con un material de protección que escasea.
Están en primera línea en la batalla contra el coronavirus y, por lo tanto, con un gran riesgo de contagiarse. Algunos de ellos se han separado de sus familias para no ponerlas en peligro. Así explican ellos cómo están viviendo estas duras jornadas.
"Yo ya llevo muchos días sin darle un beso a mi hija y esas cosas. Bueno, les recuerdo constantemente las recomendaciones, pero sobre todo tratamos de mantener la calma y racionalizar mucho las cosas, repensarlas y no dejarnos dominar por el miedo o la ansiedad", dice Carmen Solano, enfermera del Ensanche de Vallecas en Madrid.
Guillén del Barrio, enfermero del Hospital La Paz de Madrid, explica que "el problema que tenemos después de los dos o tres últimos días, no son tanto las camas y los sofás para los pacientes, sino los profesionales. En los últimos dos días, ocho enfermeras se han enfermado, veteranas de urgencias, así que han contratado a gente con mucha voluntad pero con menos experiencia".
El neumólogo del hospital Fundación Jiménez Díaz de Madrid Germán Peces-Barba cuenta que "no hay duda de que todos tenemos miedo de estar en la primera línea. Estamos quitándonos y poniéndonos el traje de protección y en cualquier momento podemos cometer un error, eso es algo que siempre tenemos en mente, por supuesto. Nos preocupamos al máximo cuando volvemos a casa, pensamos si nos hemos salvado hoy o si hemos contraído el virus, pero bueno, es algo que concierne a nuestro trabajo".