¿Podría estar la solución al COVID-19 en una vacuna del siglo pasado?

APTOPIX Virus Outbreak Japan
APTOPIX Virus Outbreak Japan Derechos de autor Eugene Hoshiko/Copyright 2020 The Associated Press. All rights reserved
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Por Marta Rodriguez Martinez con AP y AFP
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Los países con la vacuna de la tuberculosis todavía universal presentan menos muertes por COVID-19

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¿Por qué España tiene casi 11.000 muertes por coronavirus y Portugal apenas supera las 200?

Esta misteriosa disparidad de cifras en el interior de la misma península podría quizás explicarse por la aplicación universal, o no, de un vacuna que lleva utilizándose durante décadas contra la tuberculosis.

Un nuevo estudio científico señala una posible correlación entre los países que incluyen en su cartilla de vacunación obligatoria la de la tuberculosis, llamada Bacillus Calmette-Guerin (BCG), y el impacto del nuevo virus COVID-19.

"Ha habido informes de que la vacuna BCG puede producir una amplia protección contra las infecciones respiratorias", explica en su cuenta de Twitter Gonzalo Otazu, investigador del New York Institute of Technology y uno de los autores del estudio. "Así que miramos los datos: los países que nunca implementaron una vacuna universal BCG estaban siendo golpeados duramente por COVID-19, con un alto número de muertes por habitante".

Otazu compara la política con respecto a la aplicación de la vacuna de la tuberculosis en Italia, país con mayor número de fallecidos por COVID-19 con 13.915, con la de Japón, con tan solo 63 muertes y medidas de confinamiento menos estrictas. En el primero nunca se ha aplicado universalmente, mientras que en el segundo sí.

Los investigadores también comparan Irán con Japón. Este último inició su política de vacunación universal con BCG en 1947, tiene unas 100 veces menos muertes por millón de habitantes que Irán, cuya política de vacunación universal con BCG sólo comenzó en 1984.

Esto podría explicar también la diferencia entre el impacto del coronavirus en Europa occidental y del este. La aplicación de la vacuna contra la tuberculosis estaba ampliamente extendida en los países de la antigua Unión Soviética (URSS).

Por ejemplo, los estados de lo que constituyó Alemanía del Este, bajo la influencia de la URSS hasta la reunificación en 1990, se encuentran en la parte inferior de la clasificación nacional del Instituto Robert Koch por número de casos de COVID-19 por cada 100.000 habitantes.

En España, segundo país con más muertes por coronavirus del mundo, solo una región, el País Vasco, la había incluido en el calendario de vacunación oficial en las últimas dos décadas, según los Anales de Pediatría. "El enfoque que desde la década de 1980 se ha dado a la vacuna BCG en artículos y conferencias elaboradas en España es, en el mejor de los casos, de neutralidad y lejanía respecto a nuestras necesidades y de un tremendo peligro para el diagnóstico", añade.

Australia comienza los ensayos clínicos

Un equipo de investigadores australianos ha anunciado este viernes que ha comenzado a probar a gran escala la vacuna de la tuberculosis para ver si puede proteger al personal sanitario del coronavirus.

En el ensayo clínico participarán unos 4.000 trabajadores de la salud de hospitales australianos para ver si puede reducir los síntomas del Covid-19, dijeron los investigadores del Instituto Murdoch en Melbourne.

"Aunque originalmente se desarrolló para la tuberculosis y todavía se administra a más de 130 millones de bebés cada año, la BCG también aumenta la capacidad inmunológica básica del cuerpo, ayudándolo a responder con más fuerza a los gérmenes", dijeron los investigadores en un comunicado

"Esperamos ver una reducción en la frecuencia y gravedad de los síntomas del Covid-19 en los trabajadores de la salud que han sido vacunados con el BCG", explicó el jefe del equipo de investigación, Nigel Curtis.

También se realizarán pruebas similares en otros países como Holanda, Alemania y Reino Unido.

Si los médicos pueden probar que el ensayo clínico es exitoso, los ancianos y otras personas vulnerables debido a patologías subyacentes podrían recibir la vacuna de la tuberculosis para enfrentar futuros brotes del coronavirus.

Una vacuna de hace un siglo

Los científicos franceses comenzaron a desarrollar el BCG en 1908 y se introdujo en 1921. El nombre BCG, Bacillus Calmette-Guerin, proviene de los nombres de los dos bacteriólogos involucrados Albert Calmette y Camille Guerin.

La tuberculosis es causada por una bacteria que ataca los pulmones y se contrae al estar en estrecho contacto con una persona infectada cuando estornuda o tose.

Se hizo especialmente común después de la Segunda Guerra Mundial y el uso del medicamento se extendió durante la década de 1950, cuando se crearon grandes hospitales especializados para tratar a los pacientes con la enfermedad.

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Es altamente infecciosa y a pesar de ser una enfermedad prevenible y curable, 10 millones de personas se infectan y 1,5 millones de personas mueren de ella cada año según la Organización Mundial de la Salud (OMS).

La OMS también afirma que es la principal causa de muerte de las personas con VIH y un importante contribuyente a la resistencia a los antimicrobianos.

Los doctores que están llevando a cabo el ensayo en Australia para su aplicación en el coronavirus instan a la población en general a no considerar siquiera la posibilidad de tener esta vacuna antes de que se conozcan sus resultados. El medicamento se necesita para vacunar o tratar a 130 millones de personas cada año y una alta demanda haría peligrar las reservas.

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