Discreta conmemoración del fin de la II Guerra Mundial en Europa. La pandemia ha impuesto el recuerdo en espacios cerrados como ha sido el caso de Boris Johnson o en lugares simbólicos y sin público como el príncipe Carlos.
Discreta conmemoración del fin de la II Guerra Mundial en Europa.
La lucha contra la pandemia ha impuesto el recuerdo en espacios cerrados como ha sido el caso del primer ministro británico Boris Johnson o en lugares simbólicos y sin público como el príncipe Carlos en Balmoral, en Escocia.
Reducidas al mínimo las ceremonias públicas previstas por los 75 años de la derrota de la Alemania de Hitler por las fuerzas aliadas tras seis años de guerra, la petición ha sido de celebración individual, sin aglomeraciones.
Nunca antes el arco de Triunfo ha estado tan desolado un 8 de mayo. El presidente francés Emmanuel Macron se planteó la supresión del acto que finalmente se ha realizado con medio centenar de asistentes todos ellos militares o autoridades, cuando tradicionalmente aglutina a varios miles de personas.
En Alemania el plan original era realizar un gran acto de Estado en Berlín. La pandemia ha impuesto el mínimo de participantes para celebrar lo que el presidente Frank Walter-Steinmeier, definió como la "liberación del nazismo" aunque, como recordó se necesitaron tres generaciones para asumirlo así_:"Debemos mantener a Europa unida. Debemos pensar, sentir y actuar como europeos. Si no mantenemos unida a Europa en todo momento, incluso durante y después de esta pandemia, entonces no nos mostramos merecedores del 8 de mayo. Si Europa fracasa, fracasará también el “¡nunca más!”._
El presidente checo, Milos Zeman, hizo su ofrenda en el Monumento Nacional de la colina Vitkov por el levantamiento de Praga. Los participantes colocaron coronas flores con diez minutos de intervalo para evitar coincidir y minimizar el riesgo de contagio.