El primer ministro chino ha señalado, en la inauguración de la Asamblea Nacional Popular, que es debido a la "gran incertidumbre" global que genera el virus.
La COVID-19 deja a China sin previsión de crecimiento económico por primera vez en 30 años.
Aunque no es una sorpresa, porque la prensa estatal apuntaba a ello desde hace semanas, sí es una señal fuerte del impacto de la pandemia en la economía mundial. Cada año, desde 1990, se aprovechaba la inauguración de la Asamblea Nacional Popular para anunciar los objetivos económicos del año, pero en esta ocasión no ha sido así. Según el primer ministro chino, Li Keqiang, debido a la "gran incertidumbre" que genera el virus a nivel global.
El Gobierno chino ha optado por la prudencia, teniendo en cuenta que la recuperación está siendo tímida, tras el batacazo del primer trimestre. El PIB de China sufrió, entre enero y marzo, su peor contracción en más de cuatro décadas, al retroceder un 6,8%.
Protestas en Hong Kong
En la Asamblea Nacional Popular se ha presentado la Ley de Seguridad Nacional, contra la que protestan en Hong Kong grupos prodemocracia. Para Amnistía Internacional, esta ley supone "una amenaza casi existencial al Estado de derecho" en la ciudad semiautónoma y un ataque a los derechos humanos.