El ensayo del Imperial College de Londres infecta deliberadamente a voluntarios para facilitar el desarrollo de la vacuna adecuada.
Mientras se prepara para un nuevo confinamiento, Reino Unido ultima también una revolucionaria idea con la que hacer frente al coronavirus: ni más ni menos que infectar deliberadamente de COVID-19 a una serie de voluntarios. El ensayo lleva por nombre "Desafio Humano".
Con él, los investigadores del Imperial College de Londres pretenden determinar cuál es la cantidad mínima del virus necesaria para causar la infección. Para ello contarán con 90 personas sanas de entre 18 a 30 años, el grupo de edad con el menor riesgo de daño.
"Es como ir a la luna, alunizar por primera vez" dice Courtney Harmstone, voluntaria. "Es algo realmente importante por las consecuencias que tendrá para muchas personas"
Tras ser infectados, los jóvenes voluntarios como Courtney Harmstone deberán permanecer aislados en una instalación con bioseguridad hasta que ya no sean contagiosos. Una vez superen estos ensayos, Courtney y otros podrían convertirse en firmes candidatos para probar las vacunas.
"Podría contagiarme de la COVID yendo al trabajo o en la oficina, caminando por la calle", sostiene la voluntaria. "No estoy preocupada por esto porque sé que estaré en un ambiente seguro y que estaré atendida por médicos increíbles. Es mucho mejor que tener COVID y estar en casa. Me siento muy motivada y segura haciendo esto".
Por supuesto, a los voluntarios se les reembolsa económicamente por su tiempo. **El Gobierno británico está destinando más de 36 millones de euros a este innovador ensayo.
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Voces a favor y en contra
Dichos ensayos tienen además el potencial de proporcionar resultados mucho más rápidos que los ensayos de campo de vacunas convencionales, en los que los investigadores tienen que esperar a que los participantes se expongan al virus en el mundo real.
Algunos de los principales expertos médicos tienen no obstante sus reservas acerca de exponer a los voluntarios a un virus para el que, actualmente, no hay cura. El doctor Peter Openshaw, codirector del 'Desafío humano', piensa diferente:
"Se podría argumentar que no es ético no hacer estos estudios siendo posible hacerlos", defiende Opensahw. "La razón por la que digo esto es porque en este momento estamos ante una emergencia, y tenemos que hacer todo lo posible para comprender este virus mejor, para acelerar el desarrollo de vacunas. Creemos que podemos hacer esto con un riesgo mínimo para los voluntarios y la cantidad de beneficio que podemos obtener al hacer estos estudios es tan grande que realmente existe un imperativo ético para realizarlos".
El estudio del Imperial College podría ser el primero en brindar la oportunidad de comparar vacunas frente a frente, para descubrir cuál funciona mejor. El fin del virus podría estar un poco más cerca.