Suecia reduce a 8 personas el aforo para eventos públicos por el recrudecimiento de la COVID-19

El puerto de Standvagen en Estocolmo el pasado viernes. Esta escena, sin mascarillas, se ha convertido en una excepción en Europa.
El puerto de Standvagen en Estocolmo el pasado viernes. Esta escena, sin mascarillas, se ha convertido en una excepción en Europa. Derechos de autor Fredrik Sandberg/AP
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Por Rafael Cereceda con AP
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A un ritmo distinto al del resto de Europa y del mundo, Suecia se pliega poco a poco y a su estilo, a la evidencia del avance de la COVID-19.

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Desde hoy y durante al menos cuatro semanas en Suecia están prohibidas las reuniones públicas de más de ocho personas para intentar frenar la propagación del coronavirus. El país más reacio de Europa a aplicar restricciones permitía hasta ahora reuniones de hasta 50 personas en eventos como conciertos y actuaciones o competiciones deportivas.

Estas medidas no se aplican en colegios, centros de trabajo y eventos privados. Para los funerales se aplica una excepción con un aforo de 20 personas.

Además el viernes comenzó a aplicarse la prohibición de vender alcohol a partir de las 22:00 y el cierre de bares a las 22:30, considerados como ambientes de alto riesgo, aunque muchos establecimientos volvieron a abrir minutos después sirviendo solo bebidas sin alcohol.

A su ritmo, Suecia va rectificando en su estrategia frente a la COVID-19, tan temida por algunos como admirada por otros, consistente en evitar las normas estrictas, confiando en el sentido común de los ciudadanos.

La región más afectada en estos momentos es Skane, al sur del país, que podría ver un pico de hospitalizaciones coincidiendo con la Navidad, informa The Local.

Al anunciar la nueva batería de restricciones, la más severa hasta la fecha, el Primer Ministro sueco Stefan Lofven instó a los ciudadanos de su país a que hagan lo necesario para luchar contra la pandemia, ya que "la salud y la vida de las personas siguen estando en peligro". Lofven dijo que la situación empeoraría y apeló a los suecos a "cumplir con su deber" y "asumir la responsabilidad de detener la propagación" de la COVID-19.

En un raro discurso televisado a última hora del domingo, el sombrío Lofven dijo que era "totalmente necesario" actuar.

En el otoño, al llegar la segunda ola, Suecia vio un rápido aumento de nuevos casos. En consecuencia los fallecimientos comienzan a repntar aunque no en los niveles de la primera ola, en primavera.

Las presiones ejercidas sobre los servicios médicos empujaron al gobierno a tomar medidas más estrictas.

Suecia ha informado de más de 201.000 casos y 6.340 muertes, con uno de los peores ratios de mortalidad por habitante en Europa (633 fallecidos por millón de habitantes) aunque por detrás de Bélgica (1.357 fallecidos/ millón h.) España (922) Italia (835) Reino Unido (812) y Francia (754). El país está, eso sí, a la cabeza en contagios por millón de habitantes.

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