Las autoridades dicen haber deportado a mil personas.
Unos dosmil policías y militares guatemaltecos intentan frenar en la frontera a la masa imparable de migrantes hondureños que lucha por abrirse paso por el país rumbo a Estados Unidos.
Familias con niños
La caravana, dividida en tres partes, está formada por unas nuevemil personas, incluidas familias con niños pequeños. Según las autoridades guatemaltecas, ya han deportado a cerca de mil, entre ellos más de 160 menores.
Muchos consiguieron colarse por una barrera en el departamento de Chiquimula, uno de los veinte puestos de control instalados en la carretera que lleva a México.
El presidente guatemalteco Alejandro Giammattei ha pedido a las autoridades hondureñas que contengan este éxodo, que viola la soberanía de su país.
La mayoría ha entrado sin mostrar el test negativo e coronavirus requerido para acceder al territorio.
Estos migrantes huyen de la pobreza endémicade Honduras agravada por la pandemia y por los dos devastadores huracanes del pasado noviembre.
Mientras México se prepara para su llegada reforzando la seguridad a lo largo del río Suchiate, fontera entre ambos paíeses.