Los chilenos rompen con todo y votan por ciudadanos ajenos a los partidos para redactar su futura Constitución. Los independientes ocuparán 48 de los 155 escaños de la convención. El presidente Piñera ha reconocido el fracaso de los partidos históricos
Los chilenos han decidido romper con todo en las urnas. Los votantes, convocados este fin de semana a unas históricas elecciones constituyentes, han decidido depositar su confianza para la redacción de la futura Carta Magna en ciudadanos ajenos al sistema y a los partidos políticos, que ocuparán 48 de los 155 escaños de la convención.
Tras conocer los resultados, el presidente chileno, Sebastián Piñera, ha reconocido el fracaso de las instituciones.
"En estas elecciones, la ciudadanía nos ha enviado un claro y fuerte mensaje, al Gobierno y también a todas las fuerzas pol´íticas tradicionales: no estamos sintonizando adecuadamente con las demandas y con los anhelos de la ciudadanía", dijo el mandatario.
Convención progresista y batacazo electoral de la derecha
Con los resultado actuales, la convención que redactará la nueva Constitución chilena estará formada, a más de dos tercios, por miembros de las dos grandes listas de la oposición de izquierdas y por independientes, la mayoría alineados con ideas progresistas.
En cuanto a la derecha, que se presentó en una única lista "Vamos por Chile", sufre un enorme batacazo. Solo contará con 37 escaños, lo que significa que no tendrá peso para vetar artículos constitucionales ni para influir en el contenido de la nueva Carta Magna.
¿Y ahora qué? Doce meses para dar a luz a una nueva Carta Magna
Este proceso Constituyente es el principal fruto de la movilización histórica que estalló en Chile en 2019 para pedir una ruptura con el sistema profundamente desigual heredado de la dictadura de Augusto Pinochet. La Convención surgida de las urnas será la primera paritaria de la historia e incluirá también a 17 miembros de los pueblos indígenas.
La nueva Constitución tendrá que estar redactada en un plazo máximo de 12 meses y será sometida a referéndum en 2022. De ser aprobada, será la primera que nace de un proceso plenamente democrático y participativo en toda la historia chilena.