El museo de la cuchara de Nytva alberga más de 5.000 piezas y recibe la visita de unos 15.000 turistas cada año
Nunca una cuchara dio tanto juego. En Rusia le han dedicado un museo a este utensilio con mucha historia.
Decoradas con ornamentos y siguiendo el fastuoso diseño rococó del siglo XVIII, las cucharas podrían confundirse con lujosas joyas.
El museo de la cuchara de Nytva alberga más de 5.000 piezas de 80 países del mundo y recibe la visita de unos 15.000 turistas cada año.
"Tengo una cuchara en casa de mi padre, que pasó toda la guerra, y parece un trofeo. Como nos dijo el guía, todo el mundo tenía su cuchara personal en la guerra, y ésta tenía inscrito el apellido "Belobrov", cuenta una visitante.
Como ella, muchos colaboran llevando sus reliquias. "Para nosotros es un museo único, porque está siendo creado por todos los visitantes del museo, todos los que vinieron una vez intentan traernos algo interesante en su próxima visita. Muchas cucharas nos las han regalado personas conocidas que, tras visitar el museo, se han inspirado en el tema y han traído cucharas de todas partes", explica Natalya Tkachenko, conservadora del museo de la cuchara.
Las piezas más antiguas están fechadas entre los siglos VII y IX.
A finales del siglo XIX, el diseño de la cuchara evolucionó y se empezó a fabricar con aluminio, un material más codiciado que el oro en la época. La primera cubertería en este material la hizo un joyero para el emperador francés Napoleón III.
Ahora esta exposición muestra también la tecnología de la producción, que requiere hasta 40 procesos tecnológicos.