Los satélites, aliados imprescindibles en la crisis del volcán de La Palma

En una semana de erupciones del volcán Cumbre Vieja de La Palma hemos podido comprobar las mil y una utilidades de las imágenes por satélite. Desde medir las emisiones de gases contaminantes hasta evaluar los daños, los satélites Sentinel de la red europea Copernicus han estado aportando datos cruciales para las autoridades y los servicios de Protección Civil.
El Servicio de Gestión de Emergencias de la red Copernicus ofrece mapas que han permitido observar la evolución de la lava diariamente y evaluar los daños en viviendas gracias a la cartografía de precisión. Este martes el número de viviendas destruidas ascendía a 513.
En la actualización de este viernes 1 de octubre la lava ocupa unas 358 hectáreas, 100 más que a principios de semana y el número de edificios destruidos asciende a al menos 870.
El lunes las cenizas ocupaban 1.507 hectáreas, casi 200 más que el domingo.
El satélite Sentinel 5 es capaz de detectar las columnas de dióxido de nitrógeno emitidas a la atmósfera. Este domingo las emisiones llegaron hasta Italia. El penacho es mucho mayor pero buena parte de la imagen obtenida por ADAM Platform está cubierta por las nubes.
Y con una mezcla de datos de satélite y modelos meteorológicos, el Servicio de Vigilancia de la Atmósfera es capaz de predecir la evolución de la pluma de SO2 que en los próximos días llegará al Océano Ártico pasando por el sur de España, Italia y Los Balcanes.
Los satélites permiten también hacerse una idea más clara de la situación y el relieve de la zona de la erupción. El experto Iban Ameztoy realiza animaciones que permiten "sobrevolar" la zona. El satélite Sentinel 2 de Copernicus captó una de las primeras imágenes sin nubes de parta de la gran colada de lava del fin de semana. Después el satélite Landsat 8 de la NASA/ USGS captó la escena entera.
También son las imágenes de satélite las que permiten estimar la superficie de lava que se está acumulando en el mar. Por el momento se calcula que son 20 hectáreas, según estimaciones de la Agencia Espacial Europea.
La semana pasada, parecía que el Etna siciliano, el volcán más activo de Europa, se puso algo celoso y tuvo otro momento de actividad explosiva.
La imaginería por satélite no es una ciencia exacta y predecible. La obtención de las imágenes depende mucho de las condiciones meteorológicas, y los satélites de observación terrestre sólo pasan por un lugar determinado cada dos días.
Después está el modo de obtención de las imágenes y su tratamiento. Los expertos aplican filtros especiales para resaltar aspectos como la humedad o, en este caso, para ver mejor el flujo de lava.
Cada satélite tiene su especificidad. Los satélites Sentinel 2 son los más potentes en términos de capacidad óptica.
A veces también estas espectaculares imágenes se pueden prestar a falsas interpretaciones. La semana pasada cuando el Servicio de Vigilancia de la Atmósfera mostró las emisiones de dióxido de azufre del volcán, muchos se apresuraron a "alertar" sobre una posible "nube" de SO2 que iba a afectar a Europa.
Los científicos tuvieron que explicar que se trata de emisiones en capas altas de la atmósfera que no afectan a nuestra salud respiratoria.
Pero, como todo lo que rodea a una erupción volcánica como esta, las imágenes satélite también permiten simplemente observar la impresionante fuerza y la terrible belleza de este fenómeno natural desde un ángulo único, casi irreal, y por lo tanto hiperrealista.
El satélite Sentinel 2 ha fotografiado este jueves 30 el momento la colada de lava llegando hasta el Océano.