"Las señales de alarma están parpadeando en rojo". Con estas palabras, el primer ministro belga, Alexander De Croo, ha justificado una regresión en las medidas para contener la pandemia. Suecia y República Checa también endurecen las restricciones...
"Las señales de alarma están parpadeando en rojo". Con estas palabras, el primer ministro belga, Alexander De Croo, ha justificado una regresión en las medidas para contener la pandemia. Desde este miércoles, entre otras medidas, vuelven a ser obligatorias las mascarillas en lugares concurridos y el trabajo a distancia será obligatorio durante cuatro de los cinco días de las semana laboral.
"Hay una frustración y una decepción, y lo entiendo muy bien. Todos esperábamos que el otoño hubiera sido más ligero y que tuviéramos un invierno sin coronavirus. Se que muchas personas están cansadas, en particular quienes trabajan en el sector de la seguridad, que están de nuevo sumergidas por la pandemia", explicaba Alexander De Croo.
Suecia exhibe una tasa de infecciones relativamente baja, pero ha decidido dar marcha atrás en las medidas de alivio de las restricciones. A partir del 1 de diciembre exigirá un certificado de vacunación para poder asistir a eventos públicos en interiores con más de 100 personas.
- "La propagación de la enfermedad está aumentando en toda Europa y muchos países han tenido que introducir nuevas restricciones. En Suecia no hemos visto un aumento similar, pero no estamos aislados del resto del mundo, tenemos que estar preparados para que también ocurra aquí", se justifica Lena Hallengren, ministra de Sanidad de Suecia.
Peor están las cosas en la República Checa, que el martes registró 22 479 nuevos contagios, un récord desde el inicio de la pandemia. Desde el próximo lunes, los test negativos ya no tendrán la misma validez que el certificado de vacunación.