Maryna y su hija de 15 años caminaban hacia su casa cuando fueron alcanzadas por la explosión de una bomba de racimo, ahora las dos están hospitalizadas pero Maryna no quiere abandonar ni su ciudad de Mikoláiv, ni su trabajo
Maryna es una de las numerosas víctimas de los bombardeos rusos en Mikoláiv.
El domingo, caminaba hacia su casa con su hija de 15 años cuando fueron alcanzadas por la explosión de una bomba de racimo.
"Yo estoy bastante bien, dentro de que cabe, bueno, un poco herida, y el recuerdo durará toda la vida, eso seguro. Pero mi hija está en otro hospital, la están operando de nuevo, ya que ayer le suturaron el brazo pero el nervio está dañado Y hoy ha venido un nuevo médico y ahora la están operando de nuevo, porque la mano no va bien, le duele más de lo normal".
Maryna no quiere abandonar Ucrania y quiere seguir trabajando, es lo que la motiva.
"Trabajo en la Oficina del Registro Civil, hay constantemente personas que necesitan registrarse, que necesitan registrar a los niños a sus familias, necesitamos estar allí. Yo caso a la gente y a nuestros soldados que vienen a nosotros. No puedo dejar mi trabajo, mi país o mi familia, porque esta es nuestra vida aquí, que ahora es lamentable".
Pero incluso dentro del hospital, Marina no está a salvo.
El pasado lunes,15 bombas de racimo explotaron en el exterior de este edificio.
Petro Rimar, médico jefe del hospital clínico regional de Mikoláiv no entiende estos ataques.
"Somos gente pacífica, no hacemos daño a nadie. Estamos dispuestos a ayudar a todo el que venga a nuestro hospital. Ese es nuestro principal trabajo. No podemos abandonar nuestro lugar de trabajo. Toda la gente nos necesita. Además de los heridos que vienen ahora, tenemos un gran número de personas que acuden a nosotros habitualemente y reciben el tratamiento que necesitan, especialmente los que tienen enfermedades crónicas".