Kiev espera poder intercambiarlos por prisioneros rusos, pero Moscú amenaza con juzgar a algunos de ellos por crímenes de guerra. Tras la victoria en Mariúpol, el ejército ruso podrá concentrar más tropas en su ofensiva del Donbás. Moscú asegura estar cerca de conquistar toda esta región.
El regimiento Azov confirma su rendición al ejército ruso.
Lo que quedaba del último reducto ucraniano en Mariúpol ha recibido la orden de deponer las armas, confirmaba Denis Prokopenko, comandante de este regimiento de élite que resistió durante 86 cruentos días desde las galerías subterráneas de la acería Azovstal los intensos bombardeos rusos.
Kiev espera recuperarlos en un intercambio de prisioneros
Según Moscú, 1 908 soldados ucranianos de la planta son sus prisioneros desde el lunes.
"Las más altos mandos militares han dado la orden de salvar nuestras vidas, preservar el bienestar de los soldados y cesar la defensa de la ciudad".
Kiev espera poderlos intercambiar por prisioneros rusos, pero Moscú ha amenazado con juzgar a algunos de ellos por crímenes de guerra.
Las autoridades ucranianas aseguran que en la ofensiva contra Mariúpol han muerto al menos 20 000 personas y ha destruido el 90% de la ciudad.
"Un auténtico infierno"
Una vez tomado este frente, las tropas rusas cuentan con más efectivos para hacerse con todo el Donbás.
"Unidades de las fuerzas armadas rusas, junto con divisiones de la milicia de las Repúblicas Populares de Lugansk y Donetsk continúan aumentando el control sobre territorios del Donbás", mantenía el ministro de Defensa ruso Serguéi Shoigú. "La liberación de la República de Lugansk está a punto de concluir".
"La zona se ha convertido en un verdadero infierno", ha dicho el presidente Volodímir Zelenski mientras miles de civiles ucranianos intentan huir. La artillería rusa se ha cebado con la localiad de Severodonetsk, donde según el gobernador regional han muerto al menos doce personas y cuarenta han resultado heridas.
Un enviado del Vaticano visita Bucha
Este viernes Bucha, a las afueras de Kiev, recibía la visita del arzobispo Paul Richard Gallagher. El secretario de Exteriores del Vaticano rezó junto a una de las fosas comunes donde fueron enterrados decenas de ucranianos