Francia trabaja en la restauración del primer borrador de 'En busca del tiempo perdido'

Un restaurador trabaja sobre el manuscrito de Proust
Un restaurador trabaja sobre el manuscrito de Proust Derechos de autor STEPHANE DE SAKUTIN/AFP or licensors
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Por AFP & Euronews
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El manuscrito de Proust estuvo desaparecido hasta su entrega a la Biblioteca Nacional de Francia en 2020.

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Proust no hubiera podido imaginar que las grandes hojas de papel cubiertas con el polvo que solía inhalar para combatir su asma serían un día objeto del trabajo de los restauradores de la Biblioteca Nacional de Francia (BNF).

Se llaman 'las setenta y cinco hojas' y son el primer borrador conocido del gran ciclo de novelas del escritor, 'En busca del tiempo perdido', cuya publicación comenzó en 1913 y terminó en 1927, cinco años después de su muerte.

Este tesoro largamente ignorado ha sido confiado a Frédérique Pelletier, a un taller bajo el auspicio de la BNF en la calle de Richelieu, en el centro de París. "Vamos a realizar restauraciones minimalistas, para evitar los problemas de desgarros", asegura pegando piezas de papel japonés ultraligero.

El objetivo no es recuperar el hipotético estado original del manuscrito. El plegado se conserva. Se mantiene una restauración artesanal de una hoja desgarrada, que no se sabe ni quién ni cuándo la hizo. "Se optó por no borrar para restablecer un color uniforme. Tras el análisis, nos dimos cuenta de que algunas de las hojas estaban manchadas con el polvo de Legras con el que Proust. Es interesante verlo", añade el restaurador.

El viaje del manuscrito

Estos famosos "setenta y cinco folios" (en realidad, 76 páginas) tardaron mucho tiempo en aparecer. En los años 50, Proust ya no interesaba a mucha gente. Su sobrina Suzy Mante-Proust había confiado a un joven investigador, Bernard de Fallois, la tarea de poner en orden la montaña de papeles dejados por su tío.

Este último reveló su existencia en 1954, en el prefacio de 'Contre Sainte-Beuve', un ensayo póstumo de Proust, recompuesto a partir de un borrador inacabado y de varias notas sobre literatura.

En 1962, cuando los borradores de las novelas entraron en la Biblioteca Nacional, los expertos proustianos estaban perdidos: los famosos "feuillets" no estaban allí. Bernard de Fallois los conservó. Pasaron a formar parte de las colecciones públicas tras su fallecimiento en 2018

Cuando este manuscrito fue entregado a la BNF en 2020, "no estaba en muy buen estado (...) En casi todas las páginas había elementos deteriorados, que había que tratar", recuerda el jefe del departamento de manuscritos modernos, Guillaume Fau.

El reto consistía en mostrar esta obra al público durante la exposición 'Marcel Proust, la realización de la obra', que comienza en octubre en la biblioteca François-Mitterrand.

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