La celebración de la Virgen de agosto llega en el apogeo del verano con celebraciones por todo el mundo. En Bolivia, los católicos veneran a la Virgen de Urkupiña desde Quillacollo a Cochabamba pasando por la Paz. En el cauce del río Seco pican piedras como ofrenda a la Virgen.
La celebración de la Virgen de agosto llega en el apogeo del verano con celebraciones por todo el mundo. Los católicos de Bolivia veneran a la Virgen de Urkupiña desde Quillacollo a Cochabamba pasando por la Paz. Este ritual consiste en partir rocas para honrar a la Virgen de Urkupiña. Los devotos llevan a casa trozos de piedras con la promesa de devolverlas al año siguiente.
"Este acto es una representación del esfuerzo que tendremos que hacer el resto del año en honor a nuestra Virgen de Urkupiña", explicaba Limber Palacios, fiel creyente.
En el cauce del río Seco se hacen rituales y ofrendas en honor a la Virgen. Y cada boliviano golpea con el mazo hasta desgajar una roca del río. Piden salud y prosperidad para sus familias, pero también para todos los bolivianos, asegura Nicolás León, creyente de la Virgen de Urkupina:
"Pedimos por el fin de pandemia, para que todos los que están enfermos en los hospitales puedan curarse con las bendiciones de nuestra Virgen de Urkupina."
Según la tradición la Virgen se apareció en un cerro a una pastora. Le habló en quechua, la lengua autóctona del lugar y de ahí deriva su nombre: Urku significa señora y piña significa cerro, donde se congregan los creyentes a picar piedras.
