No es la primera vez que en esta playa de la bahía de Macquarie se enfrentan a semejante catástrofe. De hecho, hace exactamente dos años, 470 ballenas piloto se quedaron varadas en este mismo lugar.
Tras rescatar a una treintena de ballenas piloto que sobrevivieron a un varamiento masivo, en la costa oeste de Tasmania, en la bahía de Macquarie se afanan en deshacerse de los cadáveres de sus compañeras.
Cerca de 200 cetáceos no sobrevivieron y deben ser, ahora, devueltos al mar, para evitar que los tiburones se acerquen a la playa, como explica Kris Carlyon, gerente de operaciones en este varamiento masivo.
"Es una gran cantidad de biomasa para estar tirada allí en el medio ambiente", dice, señalando que atraer tiburones "siempre es un riesgo cuando hay animales en la playa y su materia se está filtrando en el agua".
"El plan, ahora, es depositar los cadáveres en el mar, a cierta distancia de la costa. Los vientos, las corrientes y las condiciones del oleaje alejarán a esos animales con bastante rapidez", asegura.
Esta no es la primera vez que en esta playa de Tasmania se enfrentan a semejante catástrofe. De hecho, hace exactamente dos años, cerca 470 ballenas piloto se quedaron varadas en este mismo lugar. Solo un centenar pudieron ser rescatadas y llevadas a altamar.
Estos y otros mamíferos marinos quedan varados con frecuencia en las costas del sur de Australia y Nueva Zelanda, sin que los expertos se pongan de acuerdo sobre los motivos. Entre sus hipótesis: enfermedades, errores de navegación, cambios repentinos en las mareas, persecución de depredadores o condiciones meteorológicas extremas.