España posee terminales e instalaciones de almacenamiento de gas licuado, pero Francia sigue oponiéndose a la reactivación del gasoducto que atravesaría su país hasta Alemania
España quiere explotar su potencial para cubrir un tercio de la demanda de gas natural en Europa.
Posee terminales e instalaciones de almacenamiento de gas licuado. Lo importa de de Estados Unidos, Argelia y Nigeria. El problema es cómo llevar el gas a donde se necesita urgentemente: a Alemania.
Madrid y Berlín negocian reactivar el MidCat. La construcción del gasoducto hacia el sur se detuvo en Hostalric, en el sur de Francia, hace nueve años. Costaría 3.000 millones de euros continuarlo, primero para el gas y después para el hidrógeno verde. París, por el momento, se niega.
La industria del gas está preparada, según el presidente de Sedigas, Asociación Española del Gas, Joan Batalla.
"Se trata de contribuir a la seguridad del suministro a corto plazo y de aprovechar el potencial de nuestro sistema gasista. Pero sobre todo, se trata de tener una infraestructura en el futuro que pueda canalizar el biogás y el hidrógeno verde para toda Europa. El potencial de España es enorme, como señala la propia Comisión de la UE", explica.
Si Francia se mantiene en el NO, se ha puesto sobre la mesa otro proyecto: la vía italiana. El coste sería similar.
Pero en cualquier caso, pasará mucho tiempo antes de que España pueda pisar el acelerador con sus exportaciones de energía hacia el centro de Europa.