Miles de hombres llamados a filas en septiembre optaron por marcharse de Rusia, pero atrás dejaron a mujeres e hijos pequeños.
Yekaterina y su familia no corren peligro por la guerra de Rusia en Ucrania, pero su vida sí ha cambiado..
Su marido, Yaraslav , huyó de Rusia cuando fue llamado a filas en la movilización parcial de septiembre para combatir en Ucrania.
La familia quedó trastornada cuanta Yekaterina: El primer mes fue muy triste, claro, y fue muy duro para mí y para los niños. Cuando estoy disgustada, se ponen histéricos, lloran y lloran por la noche. Y me di cuenta de que tenía que controlarme y controlar mis emociones".
Yaroslav, es informático, vive ahora en Belgrado, lejos del frente, pero también de sus hijos. "No es lo mismo tener hijos a distancia que compañeros a distancia. Con los colegas puedes llegar a acuerdos a distancia, con los niños puedes jugar y no es conveniente hacerlo a distancia."- se lamenta.
La repentina marcha de tantos padres ha dejado a las madres por toda Rusia bregando por criar a sus hijos solas. Ni siquiera los familiares echan una mano, dice Anastasia de un grupo de apoyo a las madres.
Cuando se declaró la movilización, decenas de miles de hombres huyeron a través de las fronteras rusas para evitar verse obligados a matar o morir. Fue una elección a la desesperada, pero que la mayoría de los hombres ucranianos en edad de combatir no pudieron hacer.