Muchos aficionados del equipo italiano culpan a su técnico, José Mourinho, de la derrota en la final, debido a algunas decisiones que habrían decantado la balanza del lado español.
Delirio absoluto entre la afición sevillista a la salida del Puskás Aréna de Budapest, donde su equipo se alzaba una vez más, y ya son siete, con el trofeo de la Europa League.
"Por supuesto que estoy muy contento", decía un joven aficionado sevillista a la salida del estadio. "He estado en cuatro finales, y esta es la primera que ganamos. Esto es increíble. Tuvimos una temporada muy mala. Pensábamos que nos íbamos a segunda división y aquí estamos, somos campeones de la Europa League y también estamos en la Liga de Campeones".
La alegría española contrastaba con la pena italiana. La Roma se quedaba, en los penaltis, a las puertas del ansiado título. Para algunos aficionados, las decisiones de su técnico decantaron la balanza del lado español.
"Creo que José Mourinho cometió un grave error al retirar a Paolo Dybala tan pronto", explicaba uno de ellos. "Fue sin duda el mejor jugador de la primera parte. Tengo que decir que estoy muy decepcionado. Lo tuvieron y lo perdieron en cuanto apareció el Sevilla".
60 000 espectadores disfrutaron de la final dentro del estadio, y muchos otros hacían lo propio fuera de este, en las terrazas de la capital húngara. Desgraciadamente antes del partido hubo que lamentar violentos enfrentamientos entre ambas hinchadas. Un italiano y un español tuvieron incluso que ser trasladados al hospital.