La muerte de Nahel, un joven de 17 años de origen argelino que falleció por los disparos de un agente de policía en un control de tráfico, desencadenó violentos disturbios en Francia. ¿Qué hay detrás de la rabia que sienten muchas de las personas que residen en los suburbios franceses?
Las ‘heridas’ de más de cinco noches de violentos disturbios, desencadenados por la muerte de Nahel, un joven de 17 años de origen argelino que falleció por los disparos de un agente de policía en un control de tráfico, aún no han cicatrizado en Francia. Pero… ¿Qué hay detrás de la rabia que sienten muchas de las personas que residen en los suburbios franceses? En este episodio de Euronews- WITNESS, la reportera Monica Pinna fue en busca de respuestas a las denominadas ‘banlieues’, a las afueras de Lyon.
Les Minguettes es uno de los 1 500 ‘barrios prioritarios’ de Francia. Cerca de cinco millones y medio de personas viven en zonas de bajos ingresos como esta, localizada en Vénissieux, en el sudeste de la ‘Capital del Ródano’.
Muchos de los habitantes de esos ‘suburbios desfavorecidos’ son inmigrantes, o franceses de ‘tercera’ o ‘cuarta’ generación. La pobreza entre los residentes es tres veces mayor que en el resto del país, y las tasas de desempleo son enormes, sobre todo, entre los jóvenes.
La delincuencia relacionada con las drogas en las ‘banlieues’ francesas es superior a la media nacional, y provoca una mayor inseguridad para todos los ciudadanos. Las relaciones entre los habitantes de la zona y la Policía se han convertido en un gran ‘problema’.
"Me controlan tres o cuatro veces al día. Cuando les preguntamos por qué lo hacen, nos responden: 'Cállate y ponte de cara a la pared'. Nos pegan y nos lanzan gases lacrimógenos", señala un adolescente que reside en Les Minguettes.
"Tenemos miedo de lo que ocurre a nuestro alrededor", afirma una madre que accedió a reunirse con la periodista de Euronews en un parque infantil de la zona. "Tenemos miedo de la Policía. Nos hacen sentir inseguros cuando nos lanzan gases lacrimógenos, sin motivo, en los ‘jardines de infancia’. No hay diálogo. Es una lucha de poder", añade la mujer que habita en Les Minguettes y que es madre soltera, con dos hijos.
El número de presuntas víctimas de la ‘violencia policial’ aumenta en Francia. Tras la muerte de Nahel, la Organización de las Naciones Unidas instó a Francia a "abordar seriamente los profundos problemas de racismo y discriminación en las fuerzas del orden". Un estudio señala que la ‘gente de color’, o los jóvenes que son percibidos como ciudadanos de origen norteafricano, tienen veinte veces más de probabilidades de ser controlados por la Policía, que el resto de la población. Los sindicatos policiales y el Gobierno han negado, sistemáticamente, las acusaciones de racismo. Afirman que los retos para los agentes de policía son, cada vez, mayores.
"Hoy en día, la Policía no puede pararse a hablar con la gente en esas zonas, es demasiado peligroso, nos atacarían. Nos faltan recursos, nos falta personal, nos falta formación continua. En lo que respecta a disparar un arma, cuando disparas tres veces al año, a siluetas de cartón que no se mueven… eso no resulta muy útil cuando estás en la calle".
Azouz Begag, sociólogo y antiguo ministro francés de Igualdad de Oportunidades, rechaza el vínculo entre etnia y delincuencia. "Es árabe, es negro, pero… sobre todo, es pobre, esta es la principal explicación de su comportamiento delictivo. Sin embargo, algunos no quieren oír hablar del tema. Eso es puro racismo", señala.