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'Guerra de tumbonas': ¿cómo ponen fin los hoteles a las peleas por reservar sitio en la piscina?

Los hoteles están aplicando medidas para evitar la llamada guerra de las tumbonas.
Los hoteles están aplicando medidas para evitar la llamada guerra de las tumbonas. Derechos de autor Euronews
Derechos de autor Euronews
Por Laura Llach
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Este artículo se publicó originalmente en inglés

Los hoteles dicen que sin una persona que se encargue de controlar las tumbonas "sería la jungla", ya que los turistas compiten por reservar el mejor sitio en la piscina.

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Es el tercer día de la conocida como 'sunbed wars' (guerra por las tumbonas) en el hotel Paradise Park, en las Islas Canarias.

A mediados de julio, todo queda grabado en un vídeo que se vuelve viral en redes sociales. 

Desde la esquina de una gran piscina al estilo laguna tropical, brota una multitud de personas que corren para ser los primeros en poner su toalla en la tumbona.

Ahí es cuando empieza el caos.

Un enjambre de turistas, alojados en el hotel, hace un sprint en los apenas 20 metros que separan la entrada de la piscina de las primeras tumbonas. Un señor ataja, adelanta a la masa y pone cinco toallas de golpe en las hamacas que están delante de la piscina.

Jaque mate para el resto de los clientes que miran sorprendidos. Contactado por Euronews, la dirección del hotel ha preferido no comentar sobre lo sucedido en el vídeo.

La escena se repite en otras partes de la costa española. Este lunes, el diario británico Daily Mail publicaba que dos turistas británicos echaban a una madre de su tumbona para robarle su sitio.

Para evitar este tipo de enfrentamientos, los hoteles españoles se han puesto creativos.

Janet Blackmon Morgan /AP
Turistas tomando el sol - Archivo.Janet Blackmon Morgan /AP

Controladores de hamacas al rescate

A las seis y media de la mañana se empieza a formar cola delante de la piscina del hotel Sunset Beach Club, en la conocida Costa del Sol española.

El recinto no abre sus puertas hasta las nueve, pero ya hay una cola de aproximadamente treinta personas.

“Aquí tenemos clientes que están super orgullosos de ser los primeros en la cola. Hemos puesto seguridad para que cuando abramos la puerta no haya empujones ni nadie se cuele”, cuenta a Euronews Miguel Marcos, director del hotel.

“Si no tuviésemos controles sería la jungla”, añade. La organización es la clave de este hotel que cuenta con 700 hamacas, espacio que comparten los 1800 clientes que alberga.

A las nueve en punto José Carlos, 'sunbed controller' (supervisor de hamacas) del hotel, abre las puertas de la piscina y empieza el juego de toallas.

“La guerra es por coger los mejores sitios, porque realmente durante el resto del día no hay ningún problema”, asegura José Carlos, que lleva trabajando como sunbed controller los últimos tres años.

Sin embargo, no todos los clientes comparten ese furor por ser los primeros, son muchos los que observan esta escena con estupor.

En la carrera por las mejores tumbonas participan los más veteranos. Al ser preguntado, el director traza un perfil claro.

“Hay gente que lleva viniendo años y quiere una hamaca en particular, otros quieren estar cerca de la piscina para los niños, algunos buscan ver el mar y, por último, los hay que vienen con amigos y quieren estar todos juntos”, asegura Marcos.

Euronews
Mapa de la Costa del Sol, al sur de España.Euronews

La Costa del Sol ha vivido un “año dulce” registrando los mejores datos de su historia, según el presidente de Turismo y Planificación Costa del Sol, Francisco Salado.

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A pesar de que la cifra de visitantes ha sido menor, la cantidad de dinero ingresado ha aumentado un 18,3%, hasta alcanzar los 17.081 millones de euros.

Para hacer frente a la demanda, el hotel ha talado palmeras y comprado más hamacas para ampliar la zona de piscina ya que aseguran que antes los turistas preferían ir a la playa, pero esto es una tendencia que ha cambiado en los últimos años.

Con el fin de evitar conflictos, también se ha puesto en marcha un protocolo.

Los sunbed controllers hacen batidas en la piscina para localizar las tumbonas que están falsamente ocupadas y dejan un aviso. A la hora vuelven a pasar y, si todavía no hay nadie, liberan la hamaca para que otro cliente la pueda utilizar.

Hay pistas que les ponen en alerta. “Cuando dejan un libro encima de la hamaca a las 9:30 de la mañana sabemos que la están reservando. Otros dejan una sola toalla para ocupar cuatro tumbonas", asegura José Carlos.

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“Los más valientes saltan de madrugada a la piscina, ponen las toallas donde quieren y se vuelven a la cama”, añade el director del hotel.

La figura del sunbed controller fue creada específicamente para que los clientes puedan disfrutar de la piscina sin sobresaltos.

“El nombre está muy bien puesto, sirve para evitar los follones entre personas. Aunque es verdad que algunos se enfadan con nosotros cuando les quitamos la toalla”, señala José Carlos.

Aún así, el método ha resultado ser efectivo ya que son muchos los clientes que repiten, pero no tantos los que aprenden la lección.

“Cada nueva jornada volvemos a vigilar, es como el día de la marmota”, dice el director.

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Andrew Medichini/Copyright 2021 The AP. All rights reserved
Pasajeros disfrutan del sol junto a una piscina a bordo de un crucero.Andrew Medichini/Copyright 2021 The AP. All rights reserved

5.000 euros al día como 'sunbed saver'

Fue en 2020 cuando Alexia Parmigiani dejó su negocio en Londres y se mudó a Ibiza.

Durante sus viajes a la isla española había visto el potencial que tenían las hamacas como fuente de riqueza.

Los turistas de la isla salían de fiesta hasta altas horas y luego les resultaba imposible levantarse pronto para reservar una hamaca en la piscina. Sin embargo, deseaban ese codiciado puesto.

Uno de los servicios más demandados que ofrece Parmigiani, que ahora trabaja para la empresa de lujo Queen of Clubs, es "Hold My Sunbed".

La británica te guarda una tumbona a cambio de unos 500 euros. En temporada alta puede tener hasta diez clientes al día, llegando a hacer una caja de 5.000 euros, según aseguró Parmigiani en una reciente entrevista.

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Su modus operandi es llegar a acuerdos con los dueños de los mejores clubs o playas para poder ofrecer este servicio. Al ser contratada, Parmigiani se dirige hacia el club a la hora en la que abre, las diez de la mañana, y negocia para obtener el mejor sitio en la piscina.

Después se dirige a la tumbona y vigila que nadie se quede con la que quiere su cliente. Armada con un abanico, espera durante horas hasta que el cliente decide aparecer.

Nunca se sienta en las tumbonas mientras espera, ya que corre el riesgo de arrugar las toallas.

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