La suspensión de los vuelos comerciales a Rusia y el cierre de los pasos fronterizos finlandeses han llevado a Estonia a cientos de extranjeros que van a Rusia para trabajar o visitar a sus familiares.
El tren es el medio más rápido de llegar a la frontera rusa desde el aeropuerto de Tallin en la capital estonia. Desde el cierre de las fronteras de Finlandia el viaje se hace más duro ahora por las largas horas de espera en el puesto fronterizo de la ciudad de Narva.
Y es el de Narva el paso fronterizo más utilizado, porque viajar a Rusia desde Turquía o Armenia es por lo menos el doble de caro.
Tamara, estudiante rusa matriculada en Milán: "Es duro, todo el mundo tiene familiares. Todo el mundo viaja diariamente, así que hay que sufrir. Pero en realidad, yo y todos mis amigos que estudiamos en Italia hemos empezado a viajar menos debido a los continuos problemas. Yo solo voy a Rusia dos veces al año. Tengo allí madre, padre, hermano, abuelas, abuelos, todos viven en Rusia”.
Cientos personas hacen cola todos los días
Todos los días, unas 300 personas hacen cola en el paso fronterizo de Estonia. La espera puede durar hasta seis horas, por lo que, para ahorrar tiempo, la gente coge un taxi desde Tallin hasta Narva.
Es fácil percibir el hartazgo entre los viajeros. Natalia, rusa residente en Italia explica: "Hay que tener mucha paciencia, esto es muy agotador. Si no es una necesidad urgente, es mejor no empezar el viaje. No tiene sentido perder los nervios”.
En noviembre el gobierno estonio asumió que el país debería estar preparado para un escenario en el que una supuesta avalanche de viajeros hacia Rusia procedente de Finlandia alcanzara directamente su frontera verde del sureste. Un "desborde migratorio" que no se ha producido.