El delfinario NEMO de Odesa abre sus puertas todos los días a pesar de la guerra con Rusia.
El Delfinario Nemo, en la ciudad portuaria de Odesa se llena regularmente de visitantes. Niños y adultos de toda Ucrania acuden a disfrutar el espectáculo y los delfines son conscientes de la presencia de espectadores.
Según un entrenador, al igual que los delfines perciben a los visitantes, también se dan cuenta de las anomalías que provoca la guerra en su entorno. "Cuando en algún lugar hay una explosión, sólo oyen las vibraciones. Es entonces cuando los delfines pueden tumbarse en el fondo y esperar un rato", explica uno de sus entrenadores entrenador.
Los delfines serán evacuados si hay un bombardeo
En caso de que sea necesaria la evacuación de los animales, el personal del delfinario ha preparado un procedimiento preciso. Hasta el último momento, algunos de estos delfines permanecieron en Járkov, pero la segunda ciudad de Ucrania es blanco regular de ataques rusos con misiles. Los cuidadores llevan varias semanas preparando un hipotético traslado.
"Colocamos piscinas móviles en medio de un gran camión. Viajan junto a un entrenador, al que están acostumbrados", explica Mariana, guía de los visitantes del centro.
Una atracción en tiempos de guerra
El ambiente de guerra complica el funcionamiento de la atracción. Los constantes cortes de electricidad afectan a la temperatura de la piscina, y algunos entrenadores han tenido que irse para luchar en el frente.
Las alertas son frecuentes, por lo que sólo unas pocas actuaciones llegan hasta el final. Además, los animales necesitan una dieta variada, difícil de encontrar en las condiciones actuales. Cada delfín consume 13 tipos de pescado al día.
Pero, a pesar de todas las complicaciones, el delfinario abre sus puertas a diario.