Los dispares comentarios revelaron cómo el conflicto regional se entrecruza con las crisis internas de cada país árabe, y con un recuerdo de sospecha y movilización sectaria.
Con el estallido de los enfrentamientos militares abiertos entre Irán e Israel, las repercusiones de los misiles mutuos no se limitaron a los mapas de Oriente Próximo, sino que se extendieron al espacio virtual árabe, donde se puso de manifiesto el alcance de la fractura política y sectaria en las posiciones populares y de las élites hacia las partes en conflicto.
Las plataformas de las redes sociales fueron testigos de una explosión de comentarios dispares que reflejaban la profundidad de la división árabe en torno a "quién es el enemigo y quién es un amigo". También revelaron cómo el conflicto regional se entrecruza con las crisis internas de cada país árabe y con una memoria llena de decepción, escepticismo y movilización sectaria.
Celebrando y apoyando a Irán Gaza marca la pauta
En países como Yemen, Líbano e Irak, o incluso en círculos árabes más amplios que simpatizan con la causa palestina, algunos celebraron la respuesta de Irán a Israel como "la ruptura del monopolio de la respuesta" y "un paso disciplinario para un Ejército que solía bombardear impunemente", según sus propias palabras. Vieron que Teherán parecía llenar el vacío dejado por el régimen oficial árabe ante la guerra de Gaza. Cientos de posts, vídeos y mapas sirvieron para destacar el apoyo de Teherán, con lemas como: "Un cohete de Teherán en defensa de Jerusalén".
Este tipo de discurso fue especialmente frecuente en las páginas que se oponen a la normalización con el Estado hebreo y entre los partidarios de Hezbolá, los hutíes y las facciones palestinas, considerando que la respuesta iraní -cualquiera que sea su trasfondo- representa un cambio cualitativo en el equilibrio de la disuasión regional, sobre todo tras golpear objetivos militares estratégicos dentro de las profundidades israelíes.
El otro bando. Entre razones de soberanía y polarización sectaria
Por otro lado, surgió una ola de rechazo y rabia que no ocultó su regodeo por los ataques israelíes contra Teherán, e incluso fue más allá al considerar a Irán como un adversario principal, no menos peligroso que Israel, si no más. Esta actitud emergió con fuerza en los tuits y comentarios de usuarios del Golfo Arábigo, incluidos influyentes escritores de opinión y medios de comunicación hostiles a la política iraní.
Muchos relacionaron el apoyo de Teherán a Hamás o a los hutíes como una tapadera de una influencia persa-chií que busca socavar los regímenes árabes suníes. También se hicieron comparaciones históricas, acusando a Irán de doble rasero hacia Irak y Siria y de "comerciar con Palestina para expandir su influencia".
Neutralidad y campo intermedio, ira y frustración
Cabe destacar que amplios sectores de la opinión pública árabe mostraron confusión a la hora de determinar su postura, o prefirieron evitar tomar partido, contentándose con expresar tristeza y enfado ante un panorama árabe fragmentado entre dos potencias extranjeras que, en su opinión, no representan un verdadero proyecto de renacimiento o liberación.
Leer los antecedentes: Entre las cicatrices del pasado y el miedo a lo que vendrá
La hipotética división no es espontánea. Las actitudes árabes hacia Irán están cargadas de un legado de tensiones, desde la guerra Irán-Irak, pasando por el papel de Teherán en Siria, Irak y Líbano, hasta su relación con las facciones armadas chiíes y su expediente nuclear. Esta polarización se ha profundizado al considerar a Irán como el "mayor peligro" y presentar a Israel como un socio "moderado" frente a la "marea chií".
Este enfoque fue adoptado por varios regímenes árabes que veían la influencia iraní como una amenaza directa a su seguridad interna e incluso a su existencia, junto con sus medios de comunicación oficiales, que contribuyeron a esta polarización incluso en el contexto de su escalada contra Israel al mismo tiempo.