En un histórico canje tripartito, Venezuela liberó a 10 ciudadanos y residentes permanentes de EE.UU. a cambio de la repatriación de más de 250 migrantes venezolanos que habían sido deportados a El Salvador bajo la Administración Trump.
Venezuela liberó el viernes a 10 ciudadanos y residentes permanentes de Estados Unidos a cambio de la repatriación de más de 250 migrantes venezolanos que habían sido deportados meses atrás por la Administración estadounidense a El Salvador, como parte de una política migratoria restrictiva impulsada por el presidente Trump.
Este acuerdo tripartito entre Venezuela, EE.UU. y El Salvador representa un logro diplomático para el presidente venezolano Nicolás Maduro, un gesto político clave para Donald Trump en su campaña por traer de vuelta a estadounidenses presos en el extranjero, y una victoria estratégica para el presidente salvadoreño Nayib Bukele, quien propuso el intercambio meses atrás.
"Cada estadounidense detenido injustamente en Venezuela ya está libre y de regreso en nuestro país", declaró el secretario de Estado de EE.UU., Marco Rubio, agradeciendo a Bukele, un aliado cercano de Trump. El líder salvadoreño confirmó que El Salvador entregó a todos los venezolanos bajo su custodia, mientras Maduro calificó el viernes como "un día de bendiciones y buenas noticias para Venezuela".
Los migrantes venezolanos salieron del CECOT, la prisión de máxima seguridad en El Salvador, donde habían sido retenidos bajo acusaciones de pertenecer a la pandilla Tren de Aragua. En marzo, El Salvador aceptó un pago de 6 millones de dólares (5,2 millones de euros) de la Administración Trump para encarcelarlos, lo que generó fuertes críticas cuando Trump invocó la ley de enemigos extranjeros de 1798 para justificar su deportación sin pruebas claras.
Abusos, torturas y muertes en el CECOT
El viernes, el ministro del Interior y Justicia de Venezuela, Diosdado Cabello, acusó a las autoridades de El Salvador de haber disparado con perdigones contra los migrantes venezolanos justo antes de que abordaran el avión que los repatriaría.
"Esto que tengo en mis manos (cartucho) que quede constancia (…) con esto despidió a los jóvenes venezolanos cuando iban bajándose de los autobuses, cuando iban montándose en el avión, les dispararon perdigones. Hay varios heridos entre los jóvenes que llegaron", señaló Cabello desde el Aeropuerto Internacional Simón Bolívar de Maiquetía.
Varias ONG de derechos humanos han documentado abusos, torturas y muertes en el Centro de Confinamiento del Terrorismo (CECOT). Las imágenes oficiales mostraron a los venezolanos esposados, subiendo a aviones custodiados por policías antidisturbios. Algunos lloraron y se abrazaron al llegar a Caracas.
Maduro denunció que muchos fueron maltratados y que uno incluso perdió un riñón por golpes. Los repatriados recibirán exámenes médicos y verificación de antecedentes antes de ser liberados, según el ministro del Interior, Diosdado Cabello. Uno de los repatriados es Andry Hernández Romero, un maquillador detenido en San Diego y trasladado a El Salvador. El congresista Robert García confirmó su regreso seguro a Venezuela.
El acuerdo surge tras una propuesta de Bukele de intercambiar a los venezolanos detenidos por "presos políticos" retenidos por Maduro, lo que provocó una fuerte reacción del Gobierno venezolano, que tildó a Bukele de "neofascista".
Familiares de los estadounidenses liberados insisten en su inocencia, asegurando que fueron usados como marionetas políticas por el régimen de Maduro. Uno de ellos es Lucas Hunter, secuestrado en Colombia por guardias venezolanos, según su familia.
El acuerdo da a Maduro una victoria clave, justo cuando busca legitimarse tras elecciones de 2024 que observadores internacionales y países occidentales consideran fraudulentas. El retorno de los migrantes sirve como prueba de poder frente a un escenario internacional que lo considera ilegítimo.
Pese a la postura oficial de EE.UU. de no reconocer al Gobierno de Maduro, ambos países han negociado otras liberaciones en 2024. En mayo, Venezuela liberó a un veterano de la Fuerza Aérea de EE.UU. y tres meses antes, a seis estadounidenses más tras gestiones del enviado especial Richard Grenell.