La Fiscalía polaca ha imputado a dos ciudadanos rusos por colaborar con los servicios de inteligencia de Moscú y por el envío de un paquete con explosivos en 2024. Varsovia acusa al Kremlin de intensificar sus operaciones de espionaje y sabotaje en Europa desde el inicio de la invasión de Ucrania.
La Fiscalía de Polonia ha acusado a dos ciudadanos rusos de participar en actividades de espionaje para Moscú y de facilitar información que podría haber perjudicado los intereses del país, según informó este lunes el Ministerio Público.
Los sospechosos, identificados parcialmente como Igor R. e Irina R. en virtud de las leyes de privacidad polacas, enfrentan cargos por colaborar con los servicios de inteligencia rusos. Además, Igor R. fue imputado por enviar en julio de 2024 un paquete con explosivos a través de una empresa de mensajería, en coordinación con otro ciudadano ruso y dos ucranianos.
"El paquete contenía artefactos explosivos con nitroglicerina, detonadores eléctricos de grado militar y dispositivos de iniciación ocultos", detalló la Fiscalía. Según el comunicado, el envío "creó un peligro inminente para la vida o la salud de numerosas personas, así como para propiedades a gran escala".
Las autoridades polacas han intensificado sus investigaciones sobre redes de espionaje y sabotaje vinculadas a Rusia. En septiembre, 15 personas fueron procesadas por una presunta operación respaldada por Moscú que planeaba ataques incendiarios en varios países europeos mediante el uso de servicios de mensajería.
Europa refuerza su vigilancia ante la expansión del espionaje ruso
Desde la invasión rusa a gran escala de Ucrania en febrero de 2022, Polonia se ha convertido en uno de los principales objetivos de la llamada guerra híbrida del Kremlin. A comienzos de este año, el Ministerio del Interior polaco informó que la Agencia de Seguridad Interna (ABW) había detenido al menos a 44 personas sospechosas de espionaje o sabotaje para Rusia o Bielorrusia.
En toda Europa, los servicios de inteligencia han atribuido a Moscú decenas de atentados, incendios y operaciones de sabotaje desde 2022, en ocasiones ejecutadas por ciudadanos con pasaportes no rusos, como búlgaros, moldavos o ucranianos.
El Kremlin ha negado reiteradamente cualquier implicación, pese a las pruebas y procesos judiciales en su contra. En marzo, un tribunal británico condenó a un grupo de búlgaros por espiar para Rusia y conspirar para asesinar o secuestrar al periodista Kristo Grozev, exinvestigador principal sobre Rusia en la organización Bellingcat.