Son una amenaza para la seguridad interior y exterior, y resulta difícil desenmascararlos. Por eso, los políticos alemanes se preguntan cómo defenderse de ellos. Por primera vez, la estrategia empieza a tomar forma.
Los denominados 'agentes desechables' forman parte de la guerra híbrida rusa, una estrategia que combina medios militares, políticos, económicos y cibernéticos, difuminando los límites entre la guerra y la paz.
A mediados de octubre, el canciller alemán, Friedrich Merz (CDU), anunció un "nuevo plan de acción global" para contrarrestar las amenazas híbridas, que se debatirá en el Consejo de Seguridad Nacional. Aún no se han revelado más detalles sobre el contenido del plan.
Antes de adoptar medidas de defensa, es necesario definir con precisión qué acciones se consideran parte de una guerra híbrida. El analista austriaco de desinformación Dietmar Pichler advierte que incidentes como incendios, explosiones, accidentes, atentados, actos prorrusos o pintadas en espacios públicos deben analizarse cada vez más para determinar si forman parte de este tipo de estrategias.
No obstante, Pichler alerta sobre el riesgo de la pasividad: cuanto más tarde se reaccione, mayor será la resistencia. "Si no se comunica aquí y no se comunica estratégicamente, por ejemplo, explicando que se trata de capacidad de defensa y no de ataque, esto puede acarrear enormes problemas en la guerra de la información", dice Pichler.
Resiliencia, no reacciones impulsivas
Los recientes sobrevuelos de drones en territorio alemán ilustran este fenómeno. Tras los primeros informes en los medios, se multiplicaron los avistamientos. En respuesta, el ministro federal del Interior, Alexander Dobrindt (CSU), habló de una "amenaza creciente para la seguridad" en Alemania y anunció la creación de un nuevo centro de defensa contra drones.
Según el 'Financial Times', los aliados de la OTAN han estado debatiendo una "respuesta decisiva" a las acciones cada vez más provocadoras del presidente ruso Vladímir Putin. Entre las opciones se discuten la creación de un muro de drones a lo largo del flanco oriental de la Alianza y la posible flexibilización de las normas que impiden a los pilotos abrir fuego contra aeronaves rusas.
Pese a estos debates, no existe aún un calendario oficial ni un marco vinculante. Varios Estados miembros, entre ellos Alemania y Francia, piden prudencia para evitar una escalada militar directa con Rusia. "No sólo hay paz y guerra, también hay algo intermedio", admitió el experto en terrorismo Peter Neumann en el Diálogo de Paz de Berlín de este año en el Ministerio de Defensa.
Neumann subraya que la defensa no debe basarse en el principio del "ojo por ojo". En su opinión, la disuasión debe funcionar de forma que Rusia no ataque en primer lugar, porque la sociedad y las infraestructuras atacadas puedan recuperarse con rapidez, haciendo los ataques ineficaces. Para él, la resiliencia consiste en contar con los medios necesarios para resistir y neutralizar ataques de este tipo.
Por ello, se muestra crítico con medidas extremas como derribar un avión. "Antes tiene que haber otras medidas, como paralizar las operaciones cibernéticas de los rusos o algo así. Yo haría todo eso antes de derribar un avión". Según Neumann, derribar un avión "siempre tiene el potencial de una escalada". Los rusos tienen entonces que reaccionar de nuevo, dice Neumann, lo que puede llevar a una mayor escalada.
**¿**Quiénes son los 'agentes desechables'?
En este contexto, también han surgido en Europa los llamados 'agentes desechables' o 'agentes de bajo nivel'. No son espías clásicos, sino individuos contratados por pequeñas sumas de dinero para ejecutar actos menores de sabotaje. Tras su participación, los servicios extranjeros, presumiblemente Rusia y sus aliados, los "desechan" y no vuelven a utilizarlos. Las autoridades de varios países de la Unión Europea, como Lituania y la República Checa, han reportado casos similares.
Los servicios de inteligencia rusos son acusados de usar redes sociales, especialmente Telegram, para reclutar estos agentes. Supervisan el comportamiento de los usuarios en canales públicos donde se difunden contenidos prorrusos y teorías conspirativas. Aquellos que marcan 'me gusta', comentan o comparten publicaciones con frecuencia pueden ser identificados como posibles reclutas, mediante programas informáticos que analizan millones de perfiles en función de su lealtad y orientación política.
El primer contacto suele producirse a través de ofertas o consultas inofensivas, antes de que la comunicación se traslade a mensajerías encriptadas. Los reclutados pueden recibir encargos como fotografiar instalaciones militares, incendiar vehículos o pintar consignas políticas. La mayoría carece de formación o motivación ideológica y son abandonados tras cumplir una misión.
Según Kacper Rekawek, investigador principal y director de programas del Centro Internacional de Lucha contra el Terrorismo (ICCT), Rusia ha refinado su selección de objetivos. "Personas que eran delincuentes, pero que quizás no tenían mucho que ver con Rusia de antemano, sino que quizás eran delincuentes en Europa, Ucrania o Bielorrusia antes de ser reclutados", afirma Rekawek.
En esta línea, el jefe de la Oficina para la Protección de la Constitución, Sinan Selen, acusó a "Estados extranjeros" de "poner en peligro nuestra democracia y nuestra seguridad mediante el uso de agentes de usar y tirar, algunos de ellos irreflexivos y sin formación en inteligencia, que buscan ganar dinero rápido y son reclutados a través de las redes sociales y los servicios de mensajería". Advirtió del peligro de convertirse en "el peón de un servicio de inteligencia extranjero".
Polonia también se ve afectada
Recientemente, ocho personas, entre ellas un ciudadano ucraniano, fueron detenidas en Polonia bajo sospecha de preparar actos de sabotaje. El primer ministro polaco Donald Tusk escribió en X que los arrestados fueron capturados en diversas ciudades, entre ellas Varsovia y Bialystok, a mediados de octubre de 2025.
El coordinador de los servicios de inteligencia, Tomasz Siemoniak, indicó que los detenidos no solo espiaban infraestructuras críticas y objetivos militares, sino que también preparaban ataques y sabotajes. El servicio nacional de inteligencia ABW (Agencja Bezpieczeństwa Wewnętrznego) confirmó que los sospechosos mantenían contacto con clientes en Rusia y Bielorrusia.
Varsovia acusa a Moscú y sus aliados de enviar agentes al país para reclutar saboteadores, mientras que Rusia, como es habitual, niega todas las acusaciones.
 
             
             
             
             
             
             
            