Los resultados podrían ser insuficientes para que la coalición de izquierdas se mantenga en el Palacio de la Moneda: los votantes del populista Parisi (19,71%), del pinochetista Kaiser (13,94%) o del centroderecha de Matthei (12,46%) podrían otorgarle una cómoda victoria final a Kast.
La primera vuelta de las elecciones presidenciales de Chile arroja un resultado incierto para quien es, en principio, la ganadora de la noche electoral. Con un 26,85% de apoyo y 3.476.554 votos, el resultado de la coalición de izquierdas liderada por Jeannette Jara podría ser insuficiente para revalidar el mandato del todavía presidente Gabriel Boric.
Jara se enfrentará al sempiterno candidato de ultraderecha José Antonio Kast, que la sigue muy de cerca con un 23,92% y 3.097.685 votos: a menos de tres puntos o 400.000 papeletas de distancia. Kast, que concurre por tercera vez, ya se enfrentó a Boric en la primera vuelta presidencial hace cuatro años, derrotándolo. Fue la primera vez que un candidato que perdía la primera vuelta acababa siendo encumbrado hasta el Palacio de la Moneda, sede del Ejecutivo chileno.
A los finalistas de la contienda política andina les siguen tres candidaturas que van desde el centroderecha hasta la defensa abierta de un golpe de Estado militar. El populista Franco Parisi, que también se presenta por tercera vez, ha dado la sorpresa con un resultado mayor de lo esperado: un 19,71% de los votos.
Este economista, que no pudo pisar Chile en las elecciones del 2021 por mandato judicial y al negarse a pagar la pensión alimenticia de sus hijos, apela a una base de votantes desencantados de la política que no se identifica con ningún sector ideológico. Pero su orientación política es, no obstante, inequívoca: ha pedido "bala o cárcel" para los criminales y emplear al Ejército para atajar el que ha sido el tema central de esta campaña: la seguridad.
A Parisi le sigue, con un 13,94% de apoyo, Johannes Kaiser Barents-Von Hohenhagen. La segunda cara visible de la ultraderecha chilena, pero un paso o dos más a la diestra que Kast, es diputado del Partido Nacional Libertario. Es la analogía, por tanto, de Javier Milei, Jair Bolsonaro o Nayib Bukele en el país sudamericano, 35 años después del fin de la dictadura de Augusto Pinochet.
Kaiser ha defendido abiertamente el legado de este último autócrata; ha cuestionado el derecho de las mujeres a votar (irónicamente, según aseguró); apoya la pena de muerte y sacar a Chile de varios convenios internacionales sobre temas climáticos o de derechos humanos. Sus recetas económicas se basan en la bajada masiva de impuestos y la reducción del tamaño del Estado mediante reformas como la retirada de subsidios a la vivienda.
La derrota de la noche ha sido para Evelyn Matthei, la candidata del centroderecha que aspiraba a quedar en tercera posición y se conforma con un 12,46%, al 99% de los votos escrutados.
Jara, consciente de sus dificultades para alcanzar la presidencia ante el complejo panorama político que se le presenta en la segunda vuelta por la fuerza de la derecha (la suma de los tres anteriores, y sin contar a Kast, aglutina un nada desdeñable 46,11% de los votos), ha prometido suspender o renunciar a su militancia comunista si gana la presidencia. También ha tendido la mano para adoptar alguna de las medidas de sus contrincantes, en un giro hacia el centro que se verá si triunfa el próximo 14 de diciembre.