El experto principal de la OTAN en ciberamenazas y acciones híbridas afirmó el año pasado que los ataques persistentes a los cables submarinos que conectan Europa son "la amenaza más activa" para las infraestructuras occidentales.
Reino Unido y Noruega han anunciado nuevas patrullas navales conjuntas, destinadas a proteger los cables submarinos de las acciones de sabotaje rusas, informó la semana pasada el Gobierno británico, en el marco de las conversaciones en materia de defensa entre el primer ministro Keir Starmer y su homólogo noruego, Jonas Gahr Støre.
El gobierno británico informó de que una flota combinada de al menos 13 buques de guerra "cazará submarinos rusos y protegerá infraestructuras críticas en el Atlántico Norte". Por su parte, el ministro de Defensa noruego, Tore Sandvik, que rubricó el acuerdo con su homólogo británico, John Healey, afirmó que esta medida permitirá a ambos países "defenderse juntos".
Es la continuación de un acuerdo de 10.000 millones de libras (unos 11.000 millones de euros) alcanzado en agosto para que Noruega compre al menos cinco fragatas de fabricación británica. Esos buques de la Armada noruega, junto con ocho británicos, serán los que operen en los mares del flanco norte de la OTAN.
Como parte del acuerdo, calificado de "histórico" por Starmer y firmado formalmente el jueves en Londres por los ministros de Defensa de ambos países, el Reino Unido ha aceptado contar con misiles noruegos en la Marina Real Británica, más conocida como la Royal Navy. "En esta nueva era de amenazas y con la creciente actividad rusa en el Atlántico Norte, nuestra fuerza proviene del poder duro y de las alianzas sólidas", declaró Healey.
Starmer y Støre tenían previsto mantener conversaciones en la residencia del primer ministro, en el número 10 de Downing Street, antes de visitar a personal británico y noruego en la base de la Real Fuerza Aérea (RAF) en Lossiemouth (Escocia), desde donde despegan los aviones que han estado rastreando buques rusos. Según el Gobierno británico, la actividad naval rusa en sus aguas ha aumentado un 30% en los dos últimos años.
El experto principal de la OTAN en amenazas digitales, el subsecretario general en funciones para Innovación, Hibridación y Cibernética, James Appathurai, afirmó a finales del año pasado que los ataques persistentes a los cables submarinos que conectan a Europa son "la amenaza más activa" para las infraestructuras occidentales.
Appathurai declaró que los recientes ataques a cables de comunicaciones atribuidos por la Alianza Atlántica a Rusia forman parte de un crecimiento significativo de las injerencias rusas -cibernéticas, híbridas y de otros tipos- en Europa.
A principios de noviembre se cortaron dos cables en el mar Báltico, uno entre Suecia y Lituania y otro entre Alemania y Finlandia, lo que alarmó de inmediato a los Estados miembros y a la OTAN, preocupada por posibles sabotajes.
"Los rusos están llevando a cabo un programa que tienen desde hace décadas. Se trata del Programa Ruso de Investigación Submarina, que es un eufemismo para una estructura paramilitar, muy bien financiada, que está cartografiando todos nuestros cables y nuestros conductos energéticos", aseguró Appathurai a 'Euronews'. "Tiene los llamados barcos de investigación, tienen pequeños submarinos bajo el agua, tienen vehículos no tripulados, operados a distancia, y tienen buzos y explosivos".