La candidata sostiene que la Unión Europea ha priorizado en exceso la inversión en armamento y ha descuidado la construcción de una estrategia propia, autónoma de la esfera de inteligencia de Estados Unidos, una dependencia que califica de "muy peligrosa".
Catarina Martins decidió entrar en la carrera por la presidencia de la República de Portugal ante las alternativas disponibles, o, en su opinión, la falta de ellas, con "el coraje, en la izquierda, de decir que necesitamos hacer algo muy diferente de lo que se ha hecho hasta ahora". En una entrevista con 'Euronews', advirtió de un momento "peligroso" para la democracia portuguesa y se mostró abiertamente crítica con iniciativas como la nueva ley de nacionalidad o el paquete laboral impulsado por el Gobierno.
Es crítica con el "doble rasero" de Europa hacia Rusia e Israel, e incluso habla de "connivencia con el genocidio". Cree en la cooperación europea en Defensa, pero desconfía de Donald Trump, descartando inversiones que "dependen absolutamente de la articulación y el mando de un general estadounidense".
Catarina Martins llega a la campaña con el apoyo del Bloque de Izquierda, pero se presenta a título individual y asume toda la responsabilidad. Es la única mujer entre los principales candidatos y sigue en la carrera por ser la primera mujer en ocupar el Palacio Nacional de Belém, sede histórica de la presidencia portuguesa.
"Hay que cuidar de la democracia"
Catarina Martins entra en esta carrera con una candidatura de izquierdas para "cuidar de la democracia". ¿No cree que ese objetivo podría haberse alcanzado también con las candidaturas de António Filipe o António José Seguro?
"Creo que hay que proponer cambios. No podemos decir que todo tiene que seguir como está, para combatir los peligros del autoritarismo o del odio que acechan. Creo que necesitamos el coraje de la izquierda para decir que tenemos que hacer algo muy distinto de lo que se ha hecho hasta ahora.
No se trata de negar la historia de la construcción del Estado del bienestar, de los derechos laborales, que es tan importante, sino de darnos cuenta de que el Estado está fallando cuando la gente no tiene respuestas sanitarias. Es darse cuenta de que vivimos en una economía desigual, como nunca antes, y esto requerirá gestos diferentes, puntos diferentes, debates diferentes".
Martins reconoce que el presidente de la República no legisla ni gobierna, pero insiste en dos funciones clave del cargo. "Por un lado, el equilibrio de las instituciones del Estado y de la democracia, y por tanto la diferencia entre el Gobierno y el presidente de la República, creo que ayuda a este equilibrio. Pero, por otro lado, está también lo que en Portugal llamamos la magistratura de la influencia, que es la capacidad de lanzar debates", explica.
"Y ahí es donde creo que puedo hacer una contribución diferente de la de los demás candidatos, porque me parece que la izquierda necesita esta voluntad de decir que vamos a hacer las cosas de forma diferente. Vamos a aprender de lo que hemos hecho, pero vamos a hacerlo de otra manera".
El riesgo de la dispersión del voto
¿No teme que una nueva candidatura desde la izquierda acabe dispersando el voto y facilite un escenario de segunda vuelta dominado por candidatos de derechas?
"Lo más peligroso en este momento, desde el punto de vista democrático, es un debate que esté cooptado por la agenda de la extrema derecha, y en el que no haya capacidad de rebatir, de tener otra agenda sobre la mesa. Porque estas son elecciones importantes, y estamos luchando por cómo vemos la democracia y qué creemos que se puede hacer. Y rendirse es el mayor peligro de todos".
A menudo ha defendido que su candidatura serviría de equilibrio frente a un eventual Gobierno de derechas. ¿Ese equilibrio implica también una capacidad de bloqueo?
"La fuerza de bloqueo fue utilizada por Cavaco Silva, que tuvo un Gobierno muy autoritario. Mi generación recuerda que, en cierto momento, todo el que protestaba en Portugal era recibido con una carga de la Policía antidisturbios. Todo lo que no estaba de acuerdo con el Gobierno se consideraba un ataque a su capacidad de gobernar y una fuerza de bloqueo. Y un presidente de la República tiene la obligación de unir al país", asegura.
"En su momento, Mário Soares lo hizo, a Cavaco Silva no le gustó, y creo que el equilibrio democrático es mejor cuando se da voz a todo el mundo y a las diversas opiniones, que cuando se piensa que todo el mundo tiene que obedecer a un Gobierno, aunque lo que haga no corresponda al sentir de la población".
Nacionalidad, trabajo y valores democráticos
Martins insiste en que quiere llevar al debate político cuestiones que, a su juicio, están siendo ignoradas. "Quiero aportar los debates que faltan. Quiero, por ejemplo, decir que no es normal tener un paquete laboral en el que las nuevas generaciones van a trabajar con contratos de duración determinada toda la vida. Creo que Portugal se merece algo mucho mejor que ser un país de trabajadores cualificados", dice.
"También quiero decir que no me parece normal que un niño que nace en Portugal, hace toda su escolaridad primaria en Portugal y no tiene la nacionalidad portuguesa porque sus padres no eran portugueses. Y no creo que seamos ese país. Somos el país que celebra las metas de los hijos de caboverdianos, guineanos y brasileños que ahora son portugueses".
Para la candidata, este debate es esencial para reforzar la democracia. "Traer este sentimiento, estos valores que forman parte de nuestra democracia o de lo que somos, a la mesa del debate político es, en este momento, vital para fortalecer la democracia y el equilibrio de las instituciones".
Referencias históricas y representación femenina
Martins ha citado en varias ocasiones a Mário Soares y Jorge Sampaio como referentes. ¿Busca con ello acercarse al electorado socialista?
"Jorge Sampaio me parece un modelo muy importante porque fue capaz de unir a toda la izquierda. También me gustaría tener otros ejemplos. Por desgracia, Maria de Lourdes Pintasilgo no fue elegida presidenta de la República. Habría sido estupendo tener una mujer presidenta. Sin duda hablaría de ella. Sin embargo, no puedo olvidar el legado que nos dejó, con sus reflexiones sobre una democracia más participativa, que aportó no sólo a su campaña electoral, que movilizó a tanta gente, sino también a toda su forma de estar en la política portuguesa", explica.
Es también la única mujer entre los principales candidatos. "Creo que necesitamos paridad en política. El mundo está hecho de hombres y mujeres. La política también necesita esta presencia. Creo que es cierto que ha faltado esta representación. Y señalo que hay temas en los que la presencia de la mujer es fundamental", añade.
"Vivimos en un país en el que mucha gente se siente abandonada. Vivimos en un país en el que no hay guarderías, pero tampoco ayudas para los ancianos. Creo que reclamar una voz para las mujeres en política será también una forma de presionar por una sociedad, una democracia, que sepa que los cuidados están en el centro de nuestras vidas".
Chega, decencia y democracia
Ha afirmado que con usted en la presidencia Chega nunca será Gobierno y que se presenta "en nombre de la decencia". ¿Considera que Chega no es un partido decente?
"No. Leer los apellidos de los niños en el Parlamento para decir que ciertos niños no tienen acceso a la escuela es indecente. Igual que es indecente decir que es normal que la Policía mate. Es indecente. La democracia no es eso. Nuestro país no es eso. Una democracia se construye con un Estado de derecho democrático, con acceso a la educación para todas las personas y con unas fuerzas de seguridad respetadas y respetuosas. Eso es una democracia. Lo contrario es indecente".
¿Y cómo combatir ese discurso desde la presidencia?
"Creo que es muy importante la forma en que se realizan los debates. El odio, el resentimiento como respuesta al momento de enormes desigualdades, enormes dificultades, es la respuesta equivocada para una democracia", afirma.
"Pero es verdad, y entiendo el resentimiento de mucha gente, que no ve futuro y que encuentra en el discurso del odio una especie de consuelo. Eso no le soluciona la vida a nadie. Pero es un instinto primario que utilizan las fuerzas de la extrema derecha. Y hay que combatirlo, recordando que lo que necesitamos no es resignarnos a los salarios bajos, sino querer una vida digna para todos", dice.
"La democracia se fortalece combatiendo las ideas de la extrema derecha. No con tácticas de primera vuelta y juegos políticos. Es hablando de la vida de la gente".
"Veo que los políticos hablan mucho de sí mismos y muy poco de la vida. Yo quiero hablar de la vida. Quiero que la gente tenga acceso a la Sanidad, quiero un salario decente, quiero que no tengan miedo de cómo será su vejez, quiero que sepan que hay un Estado solidario y que las generaciones se ayudan. Porque así se construyó la democracia, así llegamos a ser lo mejor que somos. Y si ahora nos va mal, tenemos que encontrar soluciones para el futuro con esa solidaridad", afirma.
Política exterior, guerra y defensa
Martins defiende una política exterior sin "dobles raseros" y critica con dureza la postura europea ante Gaza. "Cuando la Unión Europea condena, con razón, a Rusia, impone, con razón, sanciones a Rusia por la invasión de Ucrania, y luego es incapaz siquiera de suspender su acuerdo de asociación, es decir, el mayor acuerdo comercial que tiene Israel, ante el genocidio en Gaza, aquí hay un doble rasero. Y hay connivencia con el genocidio. Esto es inaceptable".
Sobre Ucrania y el uso de activos rusos, afirma: "Creo que es normal considerar que Rusia debe ser obligada a reparar Ucrania para reconstruir su economía, porque fue Rusia quien invadió un país soberano. Por supuesto, entiendo que la movilización de activos debe tener seguridad jurídica. Entiendo la preocupación de algunos países por esta seguridad jurídica, hay que trabajar en ello. Pero Rusia debe reparar el daño. Debe pagar".
"Creo que Portugal ha desempeñado un papel lamentable. Las inversiones rusas en Portugal han aumentado un 49% desde la invasión de Ucrania. Volvemos a tener visados de oro con los rusos. Así que Portugal ha sido un refugio para una oligarquía que también es culpable de esta agresión, de esta guerra. Y eso está mal", asegura.
También se muestra muy crítica con el actual enfoque europeo en Defensa. "Donald Trump es aliado de Putin. De hecho, solo un líder de un país de la OTAN ha amenazado alguna vez a otros países de la OTAN, y ese fue Donald Trump. La idea de que vamos a hacer inversiones que dependen absolutamente de la articulación y el mando de un general estadounidense es un peligro para la seguridad europea".
Una época diferente
Esta misma semana, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, lanzó una nueva advertencia, hablando de una "realidad peligrosa en la Unión Europea" ante un "nuevo orden mundial". ¿Cuál es su posición sobre el plan europeo de rearme y las recientes inversiones en Defensa realizadas por el Gobierno portugués?
"Creo que tiene que ver con los momentos históricos que vivimos. Y creo que, desde ese punto de vista, la estrategia que se está siguiendo es peligrosa. Realmente estamos viviendo una época diferente", asegura.
"Donald Trump es aliado de Putin. El presidente de la República Portuguesa lo dijo, quizás fuera de lugar, pero ahora que conocemos el acuerdo que Trump está tratando de imponer en Ucrania, no creo que ninguno de nosotros tenga dudas al respecto. De hecho, solo un líder de un país de la OTAN ha amenazado alguna vez a otros países de la OTAN, y ese fue Donald Trump, que amenazó a Canadá y Dinamarca", apunta.
"Y, por eso, tenemos que entender los peligros a los que nos enfrentamos hoy. La idea de que vamos a hacer inversiones que dependen absolutamente de la articulación y el mando de un general estadounidense es un peligro para la seguridad europea".
"Europa necesitaba estar invirtiendo en su ciberseguridad, necesitaba tener nuevos mecanismos de articulación para garantizar su autonomía, no necesitaba estar entregando millones a la industria armamentística para seguir la lógica de la dominación estadounidense, que es actualmente un peligro objetivo para la Unión Europea", asegura.
"Creo que la seguridad en Europa necesita un debate más amplio que el de la Unión Europea**.** No creo que ese debate pueda tener lugar sin Noruega. No creo que ese diálogo tenga sentido sin el Reino Unido. Y no creo que se pueda cambiar una estrategia de hoy para mañana. Pero hay que leer lo que Donald Trump ha escrito en su estrategia de seguridad nacional, en la que señala a Europa como enemigo y fija como objetivo estratégico el apoyo a las fuerzas antidemocráticas y autoritarias en Europa, las fuerzas de extrema derecha.Tenemos que tomarnos en serio a Donald Trump", dice.
"Europa ha invertido mucho en armamento, pero no ha invertido nada en su autonomía. No ha invertido nada o no lo suficiente en su seguridad fuera de la esfera de inteligencia de Estados Unidos. Y ahora mismo, ésta es una esfera de inteligencia muy peligrosa".
"Creo que estamos invirtiendo demasiado en armamento y no lo suficiente en estrategia. Las inversiones ya se han hecho y no han dejado de crecer. Cuando se observan las cifras, el contraste es abrumador: los países europeos de la OTAN gastan mucho más en armas y Defensa que Rusia, no hay comparación. La pregunta es cuántas veces tenemos que ser capaces de destruir el mundo antes de sentirnos seguros".
Ahora bien, lo que sin duda nos falta es una estrategia de articulación europea que pueda garantizar la seguridad y la paz en el territorio europeo.
¿Es cierto que Martins quiere sacar a Portugal de la OTAN?
"La Constitución de la República establece que uno de los objetivos de Portugal es acabar con los bloques políticos y militares. Ese principio fue formulado en un contexto histórico concreto, cuando existían dos grandes bloques político-militares: el Pacto de Varsovia y la OTAN. El Pacto de Varsovia desapareció; la OTAN no. Eso es exactamente lo que dice la Constitución", explica.
"Cualquier presidente de la República que jure cumplirla debería, como mínimo, leer y asumir lo que está jurando. El presidente de la República no dirige la política exterior, pero ese objetivo existe porque forma parte de la Constitución".
"También observo que quienes afirman que quiero sacar a Portugal de la OTAN son los mismos que todavía no han sabido explicar cómo puede garantizarse la seguridad europea si el mando de las tropas estacionadas en Europa está siempre en manos de un general estadounidense", asegura.
**¿Y tiene Catarina Martins una solución para esto? "**Que Portugal sea una voz activa en Europa para debatir cómo cooperar de otra manera. Existe una alternativa y es necesario explorarla. Pensar que se puede pertenecer a la OTAN sin estar subordinado a Estados Unidos es, sencillamente, hipocresía o ingenuidad".
La ley de nacionalidad, en el centro del debate
El lunes, los jueces del Tribunal Constitucional anunciaron que algunas disposiciones de la ley de nacionalidad eran inconstitucionales. ¿Le sorprendió la decisión?
"No. Debo confesar que esperaba que algunas de las normas fueran declaradas inconstitucionales. Pero repito que más allá de los problemas de constitucionalidad hay un problema político, de valores, de lo que es nuestro país. Los jueces han declarado inconstitucionales, con razón, normas que tienen que ver con la reanudación del cómputo de los plazos para adquirir la nacionalidad o las penas accesorias por perderla. Pero hay otra cuestión: ¿Qué somos? ¿Qué es un portugués? Y creo que es un niño que nace en Portugal y que estudia y está en una escuela portuguesa. Y creo que ése es uno de los valores de nuestro país. A menudo hablamos de nuestros valores. Así que hablemos de nuestros valores. ¿Un niño que nace en Portugal, que va a la escuela en Portugal, no es portugués? Claro que lo es. Y esta ley falla en esencia porque falla en eso", asegura.
"Hay una parte, que es el control de constitucionalidad, y eso es insalvable. Ninguna ley puede ser promulgada si va contra la Constitución de la República Portuguesa. Y por eso digo que la ley de nacionalidad no puede ser promulgada, y punto".
**¿Pero se puede cambiar? "**Por supuesto, habrá que cambiarla. Pero una ley modificada ya no es la misma ley. Veremos a dónde se cambia. También está el problema de los valores, por supuesto. Y también está el veto político, que te permite enviar un mensaje al Parlamento sobre lo que piensas de la ley, y ese mensaje es también un mensaje al país".
"Pero también existe la magistratura de influencia. Y la magistratura de influencia no es una especie de comentario sobre estrategia política o de partido, como a veces ha parecido en los últimos años. Puede ser un diálogo con el país. No he visto ese diálogo con el país, preguntándonos qué pensamos de los niños que nacieron en Portugal, que están en escuelas portuguesas y no conocen otro país que Portugal, si son portugueses", añade.
"Creo que la sociedad portuguesa debería tener este debate. Y si hay ese debate en la sociedad portuguesa, la ley de nacionalidad del Gobierno será derrotada. Porque no somos un país que pueda tratar así a los niños".
"Igual que, desde el punto de vista laboral, por voluntad del Gobierno, todavía estábamos discutiendo sobre burkas que no existen en Portugal, en lugar de abordar cuestiones como la precarización de toda una generación o la posibilidad de despedir a una persona de un día para otro, incluso sin causa justificada y sin readmisión aunque gane en los tribunales. Nos parece aceptable que una empresa pueda despedir a un grupo entero de trabajadores para sustituirlos por mano de obra subcontratada".
"¿Nos parece aceptable que un jefe pueda acercarse a una persona y exigirle, no por necesidades reales de la empresa o del sector, sino por una decisión individual, que trabaje dos horas más al día, diez horas más a la semana, sin que eso cuente siquiera como horas extraordinarias y sin posibilidad de negarse? Nada de esto es aceptable".
"Una presidenta de la República debe utilizar también su magistratura de influencia para impulsar debates en el país, porque la democracia no consiste sólo en votar cada cuatro años. Se construye igualmente a través de los debates que mantenemos, porque son ellos los que moldean las instituciones y las respuestas que la política da a la vida de las personas".
En el ámbito de la política nacional, el debate sobre una posible revisión constitucional ha reaparecido en varias ocasiones, especialmente en los últimos meses. ¿Cuál es su posición y cómo actuaría como presidenta si se planteara ese escenario?
"Los presidentes de la República no tienen capacidad para intervenir formalmente en una revisión constitucional. Ni siquiera les corresponde promulgarla o vetarla. El presidente jura cumplir la Constitución en su conjunto, no sólo los artículos que le resultan convenientes. Por tanto, no tiene ni puede tener un papel institucional en el proceso de revisión constitucional".
"Lo que sí puede hacer es desempeñar un papel político en los debates que se generan en torno a ella. Y, en ese sentido, creo que en muchas ocasiones el presidente de la República ha permanecido en silencio ante debates que son fundamentales para que la ciudadanía entienda qué está realmente en juego cada vez que surge una nueva ley".
Con frecuencia, en el debate político sabemos más qué partidos están a favor o en contra que qué implica de verdad una ley o una enmienda concreta. Por eso creo que, más allá de discutir quién hace qué, si se abre un proceso de revisión constitucional, la sociedad portuguesa debería tener en el presidente un aliado que ayude a clarificar las intenciones de esa revisión y a explicar al país qué está realmente en juego".
"Algunos candidatos mantienen posiciones muy firmes sobre esta cuestión. Jorge Pinto ha afirmado, por ejemplo, que en ese escenario existiría la posibilidad de disolver la Asamblea de la República. Sin embargo, no ha explicado en qué momento concreto podría hacerse. Entiendo la lógica del planteamiento, pero no veo ningún mecanismo en la Constitución portuguesa que lo permita".
En una entrevista anterior, Catarina Martins afirmó que "abrir un proceso contra un primer ministro no es motivo para destituir al Gobierno", en una crítica implícita a la actuación de Marcelo Rebelo de Sousa, especialmente a la disolución de la Asamblea durante el último Ejecutivo de António Costa. ¿Actuaría usted de otra manera?
"La Justicia no determina la política. El hecho de que un primer ministro esté imputado en un proceso que incluso puede carecer de relevancia política no puede, por sí solo, marcar el rumbo del país. Pensemos, por ejemplo, en un litigio de carácter privado o familiar: la justicia no dicta la acción política".
"Por eso, cada situación debe evaluarse caso por caso, atendiendo no sólo a lo que esté en juego para el primer ministro, sino también a lo que esté en juego para el Gobierno y para el funcionamiento de las instituciones".
"Los gobiernos emanan del Parlamento y, cuando existen mayorías estables, creíbles y legítimas, deben aprovecharse. Martins rechaza la idea de que las elecciones sean la solución automática a cualquier bloqueo político".
"La idea de que todo se resuelve con elecciones es mentira. Con elecciones se resuelven problemas políticos, pero no se resuelven otras cosas. Las elecciones no son un expediente normal para utilizar de la forma en que se han utilizado".
¿Recurrir a ese mecanismo no formaría parte de sus prioridades como presidenta?
"Por supuesto que tiene que serlo. El poder existe para ser usado, pero debe utilizarse cuando hay un problema real en el funcionamiento de las instituciones y del Estado de derecho democrático". Como ejemplo, cita los presupuestos no aprobados:
"Cuando se va a elecciones por un presupuesto rechazado, significa que el presidente de la República ha permitido que se instale la idea de que un presupuesto es una moción de censura, y no lo es. Son mecanismos distintos. Si un presupuesto no se aprueba a la primera, el Parlamento debe discutir otra versión, y eso obliga a los partidos a hablar de soluciones para el país".
A su juicio, disolver la Asamblea de forma inmediata desvirtúa el debate político: "Si se disuelve inmediatamente, el debate presupuestario deja de ser un debate sobre soluciones —puedo estar de acuerdo o no con ellas, pero debatirlas— y se convierte en un juego táctico para ver quién llega en mejor posición a las urnas. Creo que eso desacredita la democracia".
Aunque se trata de una candidatura personal, resulta difícil no preguntarle por el Bloque de Izquierda. ¿Qué importancia tiene este resultado para el futuro del partido?
"Son candidaturas distintas. Esta es una candidatura personal y, como sabe, si hubiera existido una figura independiente, probablemente no habría habido una candidatura vinculada al partido y el Bloque de Izquierda la habría apoyado. Son planos diferentes, realmente separados".
¿No teme un posible mal resultado electoral? "También podría ser positivo. Son campos distintos. Esto es cosa mía: todas las responsabilidades de esta campaña y de estas elecciones son mías".