La compañía irlandesa habría abusado de su posición dominante para obstaculizar las actividades de las agencias de viajes, dificultando a los intermediarios la compra de billetes en la web de Ryanair.
La autoridad de competencia italiana ha multado a Ryanair con 255 millones de euros por abuso de posición dominante, alegando que la aerolínea utilizó barreras técnicas y restricciones de reserva para expulsar del mercado a las agencias de viajes.
"Tras una compleja investigación, hemos descubierto que Ryanair puso en marcha una elaborada estrategia que afectaba la capacidad de las agencias de viajes online y tradicionales para comprar vuelos de Ryanair", señalan en un comunicado.
¿Qué implica la restricción a las agencias de viajes?
En un mercado donde una empresa que ofrece un servicio es dominante, algo que, en sí mismo, no es algo que las autoridades de competencia penalizarían,es importante que exista una barrera o control entre el consumidor y la empresa. Especialmente en los mercados digitales, los resultados de búsqueda, las plataformas de reserva, las herramientas de comparación y los agregadores de precios son clave en la interacción con cualquier proveedor de servicios comerciales.
Si estos intermediarios desaparecen o se debilitan, los consumidores ven menos opciones y comparaciones, y, en consecuencia, hay menos razones para que las compañías dominantes actúen correctamente.
¿Qué ha hecho Ryanair?
En primer lugar, la aerolínea introdujo restricciones técnicas dirigidas específicamente a los clientes que reservaban a través de agencias de viajes. A partir de abril de 2023, Ryanair aplicó comprobaciones de reconocimiento facial y otras medidas de verificación a las reservas vinculadas a agencias, mientras que los clientes directos no se vieron afectados en gran medida.
Estas medidas ralentizaron, restaron fiabilidad y encarecieron las ventas a las agencias, lo que disuadió a los consumidores de reservar a través de intermediarios y redujo la capacidad competitiva de estos intermediarios.
En segundo lugar, Ryanair obstruyó directamente el acceso a sus vuelos al bloquear, de forma intermitente o total, la posibilidad de que las agencias de viajes reservaran en su sitio web. Según la autoridad italiana, esto incluyó la desactivación de métodos de pago y la eliminación masiva de cuentas asociadas a agencias de viajes en línea.
Dado que los vuelos de Ryanair son un insumo esencial para las agencias que venden paquetes de viajes desde y hacia Italia, estas acciones impidieron que las agencias operaran con normalidad. La autoridad concluye que Ryanair ya no solo compite con intermediarios, sino que les niega activamente el acceso al mercado.
En tercer lugar, Ryanair utilizó esta presión para obligar a las agencias a firmar acuerdos de colaboración restrictivos. Se les exigía que firmaran contratos que limitaban su capacidad para combinar vuelos de Ryanair con otras aerolíneas, alojamiento, seguros o servicios turísticos, un aspecto fundamental de la competencia entre agencias.
Para impulsar el cumplimiento, Ryanair restableció periódicamente bloqueos de reservas y lanzó "campañas de comunicación agresivas" dirigidas a plataformas no signatarias, calificándolas de "OTA piratas". Esto, según la autoridad, distorsionaba aún más la competencia al reducir la libertad comercial de las agencias y limitar la elección del consumidor.
Una OTA pirata es una agencia de viajes en línea que vende billetes de avión sin un acuerdo formal de colaboración, una práctica que las aerolíneas critican, pero que los reguladores suelen considerar competencia legítima.
Unas condiciones de mercado desleales
Según la legislación sobre competencia, la posición dominante en sí misma no es ilegal. Lo ilegal es el abuso: usar el poder de mercado para excluir a competidores, imponer condiciones injustas o restringir la forma en que otros operan en mercados relacionados. La autoridad concluye que Ryanair aprovechó su dominio en el mercado ascendente del transporte aéreo para socavar la competencia en el mercado de servicios de viajes y turismo.
Al dificultar económica y técnicamente la venta de vuelos de Ryanair a las agencias, especialmente en combinación con otros servicios, la aerolínea debilitó la competencia, redujo la gama y la calidad de las ofertas disponibles para los consumidores y distorsionó la estructura del mercado.
Esta combinación es la que finalmente justificó la multa de 255 millones de euros. Los mercados digitales concentran el poder muy rápidamente. Si una empresa se convierte en la opción por defecto (la más barata, la más grande, la más reconocible), todas las demás tienen que construir a su alrededor.
Con el tiempo, el acceso al producto de esa empresa se vuelve esencial. En ese momento, cualquier decisión que tome la empresa dominante sobre quién puede vender, cómo puede vender o qué combinaciones están permitidas deja de ser una decisión privada y comienza a configurar todo el mercado.
Las agencias de competencia intervienen precisamente en ese momento, no porque ya haya ocurrido algo drástico, sino porque reconocen las primeras señales de un estancamiento estructural. Los intermediarios son los únicos actores que aún pueden introducir fricción, comparación y elección en ese sistema. Si se eliminan, el mercado deja de ser competitivo.