Alemania rebaja sus previsiones de crecimiento para 2022 debido al aumento de casos de COVID-19. Los contagios están frenando la actividad, sobre todo por el gran número de bajas laborales. A eso se suman los cuellos de botella en la cadena de suministros y la escasez de materias primas
El Gobierno alemán ha rebajado en medio punto, hasta el 3,6 %, su previsión de crecimiento económico para 2022. La principal razón: el aumento de casos de COVID-19 impulsado por la variante ómicron, que está teniendo repercusiones sobre la actividad del motor industrial de Europa, sobre todo por el aumento de bajas laborales.
"Esto se debe a que la pandemia de coronavirus se ha apoderado de nosotros más tiempo y con mutaciones diferentes de las que se esperaban y preveían en otoño -explicó el ministro de Economía, Robert Habeck-. Pero eso no debería ocultar el hecho de que la economía alemana en su conjunto es muy robusta y los mercados laborales también son muy estables".
Alemania sufrió en 2020 un desplome del PIB del 4,6 % debido a la pandemia. En 2021 volvió a la senda del crecimiento, con una subida del 2,7 %, y para este año Berlín apostaba por un crecimiento del 4,1 %, que se ha visto obligado a recortar al 3,6 %. El FMI también ha rebajado las perspectivas de crecimiento de Alemania hasta el 3,8%,.
Además del aumento de casos de COVID, la economía alemana, orientada a la exportación, es especialmente vulnerable a los cuellos de botella en la cadena de suministro mundial y a la escasez de materias primas. Factores que han lastrado su recuperación con respecto a otras grandes economías europeas como la francesa o la italiana.
La emblemática industria automovilística alemana ha sido la más afectada, con gigantes como Volkswagen, BMW y Daimler obligados a frenar la producción en algunas plantas por la escasez de semiconductores.