El expresidente francés, Nicolas Sarkozy, publica 'Diario de un preso', donde describe sus 20 días de cárcel como un lugar de "violencia inhumana" con detalles mundanos como un colchón duro y una ducha débil. Reivindica su inocencia y aconseja a su partido a pactar con la extrema derecha.
El libro del expresidente francés Nicolas Sarkozy sobre sus 20 días entre rejas, titulado 'Diario de un preso' ('Le journal d'un prisonnier' en francés), ha salido hoy a la venta.
El libro, de 216 páginas (es decir, unas 11 páginas por día de encarcelamiento), describe la prisión de La Santé -donde estuvo encarcelado por asociación delictiva al financiar su campaña de 2007 con fondos procedentes de Libia- como un mundo ruidoso y áspero, "todo gris", de "violencia inhumana".
Cabe recordar que Sarkozy estuvo recluido en régimen de aislamiento y alejado estrictamente de otros reclusos por razones de seguridad. Sarkozy escribe que su celda parecía un "hotel de baja categoría, salvo por la puerta blindada y los barrotes", con un colchón duro, una almohada de plástico y una ducha que sólo producía un fino chorro de agua.
"Lo peor era que este fino chorro de agua se detenía muy rápidamente, como un temporizador. Tenías que encontrar constantemente el botón y pulsarlo". Está claro que Sarkozy nunca experimentó la experiencia de las duchas de los gimnasios o piscinas públicas.
Al abrir la ventana en su primer día entre rejas, oyó a un preso que "golpeaba sin cesar los barrotes de su celda con un objeto metálico". "El ambiente era amenazador. Bienvenido al infierno".
"La violencia más inhumana era la realidad cotidiana de este lugar", prosigue, planteando dudas sobre la capacidad del sistema penitenciario para reinsertar a las personas una vez cumplidas sus condenas.
Sarkozy confirma que rechazó las comidas servidas en pequeñas bandejas de plástico junto con una "baguette blanda y empapada"; su olor, escribió, le provocaba náuseas. En su lugar, comió "productos lácteos, barritas de cereales, agua mineral, zumo de manzana y algunos dulces". Se le permitía pasar una hora al día en una pequeña sala de gimnasio, donde utilizaba sobre todo una cinta de correr básica.
A lo largo del libro, Sarkozy describe su rutina diaria ("Levantarse temprano. Hacer la cama inmediatamente. Lavarse, afeitarse, vestirse correctamente. Sin pijama, sin negligencia") y dibuja el retrato de un hombre que ha sufrido mucho, y que desea que el lector empatice con sus numerosas "revelaciones".
Sarkozy también utiliza el libro para reivindicar su "completa inocencia" ("Mientras tenga aliento en mi cuerpo, lucharé con todas mis fuerzas para demostrarlo, no importa el tiempo que me lleve") y para ofrecer consejos políticos para su partido conservador Los Republicanos, concretamente sobre cómo el partido debería atraer a los votantes de extrema derecha.
Revela que habló por teléfono desde la cárcel con la líder de extrema derecha y otrora rival Marine Le Pen. La Agrupación Nacional de Le Pen "no es un peligro para la República", escribe. "No compartimos las mismas ideas en materia de política económica, no compartimos la misma historia... y observo que todavía puede haber algunas figuras problemáticas entre ellos. Pero representan a muchos franceses, respetan los resultados de las elecciones y participan en el funcionamiento de nuestra democracia".
Sarkozy sostiene que la reconstrucción de su debilitado partido Los Republicanos, que durante décadas se había movido para contrarrestar a la extrema derecha, "sólo puede lograrse mediante un espíritu de unidad lo más amplio posible, sin anatemas ni exclusiones".
Reconociendo la debilidad de su antigua familia política, en las memorias se ve a Sarkozy sugiriendo aparentemente que una alianza con la extrema derecha es inevitable, a pesar de haber dicho que tiene "muchas diferencias con el partido Rally Nacional de Le Pen".
Sarkozy también menciona su antigua amistad con el presidente centrista Emmanuel Macron. Según Sarkozy, Macron planteó problemas de seguridad en la prisión de La Santé y se ofreció a trasladarle a otro centro. Al parecer, Sarkozy declinó la oferta. En su lugar, se asignaron dos agentes de Policía a la celda vecina para protegerle las veinticuatro horas del día.
Sarkozy dice que perdió la confianza en Macron después de que el presidente no interviniera para evitar que le quitaran la Legión de Honor, la más alta distinción de Francia, en junio. "No tenía nada que decirle y tenía pocas ganas de una charla amistosa".
Sarkozy fue puesto en libertad bajo vigilancia judicial tras 20 días en la cárcel de La Santé. Fue condenado a un año de cárcel, la mitad de él en suspenso, que ahora podrá cumplir en casa, vigilado con una pulsera electrónica u otros requisitos que fije un juez.
Está previsto que el recurso de Sarkozy contra la condena se celebre entre el 16 de marzo y el 3 de junio de 2026. Mientras tanto, Sarkozy y su editor Fayard, parte del grupo mediático controlado por el multimillonario de derechas Vincent Bolloré, esperan que 'Diario de un preso' se convierta en uno de los favoritos de finales de 2025, tras haber sido publicado estratégicamente justo antes de las vacaciones de Navidad.