Los expertos en comunicación aseguran que las protestas callejeras llaman la atención del público, pero son de corta duración y no dan lugar a cambios políticos.
El grupo de acción climática austriaco Última Generaciónacaba con sus acciones de protesta callejeras contra el cambio climático plantándole cara a los mayores contaminadores al comprobar que no influyen en los Gobiernos.
Ponen fin a sus protestas por ahora porque dicen no verles ninguna utilidad dado que el Gobierno austriaco no les hace el menor caso, ni responde a sus peticiones.
Anja Windl, activista de Última Generación explica: "La forma de protesta era absolutamente necesaria en el momento en que decidimos hacerla. También necesitábamos una cierta cantidad de perturbación cotidiana. Y al final, el problema del fracaso es más bien que no hubo suficientes personas que se atrevieran, que no tuvieran el coraje de realmente levantarse pacíficamente contra el gobierno y rebelarse contra él".
Protestas callejeras para sacudir conciencias
Última Generación usaba varias tácticas, pero se basaba principalmente en formas de intervención por sorpresa. Uno de los actos repetidos del grupo ha sido bloquear el tráfico pegándose a las carreteras más transitadas en hora punta y a las pistas de los aeropuertos.
Los expertos en comunicación aseguran que esta forma de perturbación sí llama la atención del público, pero es de corta duración y no da lugar a cambios políticos.
Los activistas de Última Generación aseguran que esto no implica el fin de la resistencia contra el cambio climático sino el comienzo de nuevas formas de protesta más eficaces.